jueves, 30 de mayo de 2019

EL PUKARA DE SHÍO.


ARQUEOLOGÍA DE TARQUI: EL PUKARA DE SHÍO.

Coordenadas: 0711002-9655639. 2933 m.s.n.m. 

Se accede por carretera asfaltada hasta el templete patrio en Victoria del Portete, desde dónde se toma una carretera lastrada por un barranco hasta el pie del cerro y desde allí  se asciende por un sendero lateral hasta la cima.
Se encuentra al suroeste de la ciudad de Cuenca en la parroquia Victoria del Portete, en donde termina la llanura de Tarqui. El  nombre de Shío, al parecer es de origen cañari, lengua nativa desaparecida luego del arribo de los inkas.
El montículo tiene  forma cónica escalonada y por su apariencia y ubicación se trata de un pukara preinca. En la base del cerro se observa un canal como obstáculo que dificultaba el arribo del enemigo hacia los andenes superiores y a la cima. Los cinco escalones se localizan principalmente hacia el lado norte, la parte más vulnerable precisamente para dificultar e impedir su ingreso al enemigo. El cerro tenía un acceso desde la vía a la altura del caserío de Portete en donde se encuentra actualmente una capilla, este acceso conduce al lado norte de la colina por donde se ascendía al montículo en tiempos precolombinos. Es de suponerse que la actual vía lastrada que pasa por la base sur del montículo, no existía en la antigüedad. Desde la parte más alta se observa el  gran valle de  Girón y Yunguilla por un lado y por el otro, la extensa llanura de Tarqui. Este pukara puede ser visto desde el Buerán en las alturas de Cañar.
El material cerámico precolombino corresponde a la cultura Tacalshapa. La función del pucara, pudiera estar ligado al viejo camino que salía desde Pumapungo a Zaruma y  Túmbes y que pasa cercano al lugar. La cima contiene una serie de oquedades, producto de la huaquearía practicada a lo largo del tiempo. Algunas crónicas indican ciertos conflictos entre los mismos cañaris y otros con los jíbaros del oriente, asunto que justificaría la existencia de lugares defensivos como estos.
Este cerro es el más reconocido en la región del Azuay pero aún no existen muchos estudios arqueológicos excepto unos de la zona de Cuyes, referidos por Catherine Lara u otro del valle de Yunguilla realizado por la antropóloga Lynn Hirschikind denominado Cañar Chiefdoms of the Jubones River Watershed, escrito en el año 2010 y aún no editado. Este monte es único y el más importante de ese tipo puesto que se encuentra entre dos paisajes diversos en transición como son la llanura  fría de Tarqui y el valle tropical de Yunguilla.
La superficie del lado norte de la colina escalonada está cubierta con pasto verde en donde sobresalen algunos árboles nativos dejados, que evidencian que toda el área estaba cubierta vegetación y que ha sido talada por sus dueños quedando todavía algunas manchas de chaparro con vegetación nativa. El lado sur de la colina que es muy empinada en cambio está cubierta de vegetación. Esto indica que a más de la pendiente, la vegetación de este lado, eran un impedimento infranqueable de la colina.
El cerro fue referido en 1765 por Fray Juan de Santa Gertrudis quien estaba de paso por Tarqui, cuando un caporal local le invitó a “rranchear” en una casa de hacienda del lugar; le dijo que la pasaría bien, puesto que el dueño de la estancia se encontraba allí de festejos con su mujer,  acompañado  de un clérigo y algunas señoras de Cuenca.
Fray Juan aceptó quedarse en la hacienda y relata: “ … me llevaron a pasear, y me enseñaron un cierrecito hecho a mano de los indios antiguos, porque el rey inga, como es constante tradición, era muy aficionado a ver cerros hechos a mano, y los indios por gratificarlo, en varias partes se lo hacían. Y como hacía también de estos cierrecitos para esconder gran tesoro, sospechando si en este lo había, lo habían ya replanado casi la mitad sin haber en él hallado cosa alguna.” (León, Luis A. T II. 1983, 220). Se observa el desconocimiento del  señor cura respecto a la función de estos lugares, tema que se conoce mejor en la actualidad, gracias a la información que se dispone.
Este lugar estratégico y único del sector se encuentra muy cercano al templete patrio de Portete de Tarqui, y está afectado por la deforestación y el continuo pastoreo de animales que han desfigurado parcialmente el escalonado, con sus pesadas y afiladas patas. Algunas cercas y alambradas puestas por sus propietarios impiden la libre circulación de este importante bien cultural, uno de los más representativos de la región por su ubicación. El lugar está despoblado por lo que es  importante que sea adquirido y declarado patrimonio e igualmente protegido sus faldas y alrededores, debido a la importancia ambiental.








lunes, 4 de diciembre de 2017




CUENCA: BREVE HISTORIA DE LA UVA Y EL VINO.
Por: José Luis Espinoza E.

El cultivo de la uva y la producción de vino fue una obsesión de los españoles e igualmente de los cuencanos, pese a la adversidad que representaban este suelo y clima. La historia local registra desde muy temprano datos que demuestran el interés por el cultivo de esta deliciosa fruta y de la intención de hacer vino. Para los españoles originarios de la zona mediterránea, no era extraña la costumbre de beber vino pese a su lejanía.
Esta tradición cultural muy antigua se ve reflejada en los documentos históricos y también en los estudios arqueológicos locales. Los documentos de Cabildos de Cuenca de finales del siglo XVI refieren a la merced de tierras solicitadas por los vecinos españoles para el cultivo de sus viñas. Por otro lado, excavaciones arqueológicas realizadas en Cuenca por el Dr. Ross Jamieson profesor de la universidad Simon Fraser de Vacouver, revelan la existencia temprana de vestigios de botijas españolas con paredes delgadas, en las que se traía desde España y muy temprano el apreciado licor.
Girolamo Benzoni, cronista italiano de paso por lo que hoy es el Ecuador ya 1550, hablaba ya de los frutos existentes en la región, y sobre la esperanza de los pobladores locales por cultivar uvas y hacer vino, para entonces manifestaba lo siguiente: “… en la realidad jamás se verán dichos productos en esos países, pues los aires y las constelaciones de los tiempos son del todo diferentes a los nuestros [Europa]…además…la bondad de Dios no ha querido conceder a estos brutos un licor tan bueno, sino que únicamente les ha dado las cosas que son necesarias…para sustentar la vida de conformidad con su estado.” (Benzoni 2000, 119).
La realidad de esos tiempos no es la misma para la actualidad, cuando la técnica y la capacidad humana permiten tener cepas híbridas que se adaptan a algunas regiones y se hacen buenos vinos como los que ya se producen en el Ecuador.
El Libro de Cabildos de Cuenca entre algunas solicitudes de tierras para viñas, registra este del 10 de Julio de 1577. “Ilustre Señor, Benito Sánchez vezino desta civdad, besa las manos de vuestras mercedes y digo que yo quería hacer y plantar vna viña y heredad de árboles de Castilla en el valle de Xirón…a vuestras mercedes pido y suplico se me haga merced de me proveer sesenta cuadras de tierra…..para hacer la dicha viña y heredad y plantar árboles de Castilla….” (Cuarto Libro de Cabildos 1575-1576,1577-1578 f123 (120)123). El Cabildo atendió dicha petición y le otorgó 58 cuadras de tierras a Benito Sánchez.
Otra petición, registra una merced de tierras, el 26 de Julio de 1577. “Ilustre señor, Martin Hernandes Lozano vezino desta ciudad, beso las manos de buesas mercedes y digo que para plantar viñas y olivares y higueras y granadas y membrillos y para sembrar algún trigo y mays para el sustento de la dicha heredad, tengo la necesidad de cincuenta e ocho cuadras de tierras el valle de Jiron…” (Cuarto Libro de Cabildos 1575-1576,1577-1578 f133 (129)133).
Los libros de Cabildos de Cuenca, igualmente registraron datos referentes a la existencia y costos del vino en la ciudad.
El 17 de junio de 1610 el Cabildo manifestaba los siguiente:” Y atento a que hay siete pulperías en esta ciudad donde venden vino, mandaron que cada un pulpero en cada semana, de una botija de vino que le traigan a vender den doce reales, atento que en el precio se les ha subido”. (Libro de Cabildos de la ciudad de Cuenca 1606-1614 f. 66:68). Este dato es interesante por cuanto revela el número de tiendas que había en Cuenca y el precio que tenía cada botija de vino.
El 9 de octubre de 1613 el Cabildo registra: “Y asimismo, se acordó en este cabildo, que por cuanto al presente hay en esta ciudad mucho vino, mandaron que se venda el cuartillo de vino a seis reales, y se pregone públicamente…” (Libro de Cabildos de la ciudad de Cuenca 1606-1614 f.161v: 164). Es evidente que el costo del vino bajara debido a la abundancia, los precios eran regulados por el cabildo y debía de hacerse conocer a los ciudadanos a través de los pregones.
Posteriormente para el siglo y XVIII, cuando ya se producía vino de Ica región de la costa peruana, el vino se lo traía en grandes botijas de fabricación local, sus paredes eran gruesas y sus restos fueron igualmente encontrados en las excavaciones arqueológicas de Cuenca y Riobamba, en las que tuve la suerte de participar y ser fiel testigo de esos encuentros. Las botijas son muy comunes en museos y algunas personas las tienen todavía en sus casas como decoración.
Paralelamente al vino, la producción temprana de chicha de maíz y trago de caña de azúcar seguramente competian con el vino importado; por lo que, la costumbre de consumir vino bajó paulatinamente. Pero eso no significaba que no se consumiera vino por completo. En el S. XIX, aunque este era importado en botellas, fue generalmente utilizado en ocasiones especiales por la gente pudiente.
La obsesión por el cultivo de la uva siempre fue persistente y algunas personas progresistas intentaban sembrar la uva en sus huertos. Para los años 70s, italianos misioneros del colegio Agronómico Salesiano en la Av, Don Bosco, tenían un huerto de uvas de media hectárea al puro estilo europeo. Se cultivaba la uva negra y su fruto era tan grande como los importados de hoy.
Por otro lado, era típico ver en los viejos jardines de algunas familias cuencanas, plantas de uva con frutos de no buena calidad, pero lo tenían más por costumbre que por la calidad del fruto. Mis abuelos contaban con algunas parras de troncos muy gruesos que con el pasar del tiempo sobreviven aún.
Hoy por hoy, se cultiva una uva verde de regular tamaño y de agradabilísimo sabor; es la mejor adaptada, pese a que es atacada por un polvillo blanco, que daña fruto y hojas.
En cuanto a vinos la facilidad del transporte moderno ha hecho posible que los cuencanos tengamos acceso a los mejores vinos del mundo y de que ya se produzca en el Ecuador vinos de alta calidad.
Salud y vida para todos!, que: “el más ingrato licor lisonjea el apetito”, como dijera el Corregidor de Cuenca, don Joaquín de Merisalde Y Satistéban, en 1765.

BIBLIOGRAFÍA:
- Benzoni, Girolamo. 2000. La Historia del Mondo Nuovo (relatos de su viaje por el Ecuador, 1547-1500). Guayaquil: Banco Central del Ecuador.
- Jamieson, Ross. 2003. DE TOMEBAMBA A CUENCA, ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIA COLONIAL. Cuenca: Universidad de Cuenca, Banco Central, Abya-Yala.
- Libros de Cabildos de la Ciudad de Cuenca, 1591-1603. Transcripción: Devorah L.Truhan y Luz María Guapisaca Vargas. Edición: Casa de la Cultura y Alcaldía de Cuenca. Talleres gráficos de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” Núcleo del Azuay. 2010, Cuenca.






martes, 21 de noviembre de 2017




EL TEJAR  DE CUENCA, SIGLO XVIII.

Por: José Luis Espinoza E./2017.



ANTECEDENTES.
Un bosquejo de los Tejares de San Sebastián en 1764, elaborado por un litigio de tierras con Juan Rondón, nos permite hoy dilucidar algunos aspectos relacionados con la ciudad de Cuenca. El tema cobra importancia en cuanto conoceremos muy poco de cómo estaba configurado ese sector al occidente de Cuenca y la infraestructura con la que contaba la ciudad en el S. XVIII. El croquis colonial ha permitido ser identificado exactamente en el sitio actual, por lo que en este estudio  analizaremos además algunos aspectos importantes de la historia local,  no tratados todavía. El esbozo, es de propiedad del señor Enrique Muñoz Larrea y fue tomado de la portada del Cuarto Libro de Cabildos, editado por la XEROX del Ecuador.

LOS TEJARES.
Los Libros de Cabildos tempranos de Cuenca, refieren de la existencia de los tejares al occidente de ciudad en donde hasta la actualidad conocemos con el nombre de El Tejar. El lugar del bosquejo incluye precisamente lo que hoy son Las Pencas,  parte alta  frente al Hotel Oro Verde, hasta la vía de San Pedro del Cebollar.
Los Tejares, seguramente fueron ubicados allí desde muy temprano en la colonia por los españoles debido a que la calidad de la tierra era la más apropiada para la elaboración de tejas y ladrillos, una innovación europea en la nueva ciudad de Cuenca y que poco a poco fue creciendo y tomando importancia.
Más hacia Sayausí estaban también localizadas las Caleras que fueron utilizadas temprano en la edificación de las casas coloniales de Cuenca y también en este mismo lugar se encontraban las minas de mármol con que fueron cubiertas algunas fachadas de casas de comienzos del S. XX como son los grandes bloques del sócalo de la Catedral Nueva, la fachada de la Iglesia de San Blas, Banco del Azuay, Casa de la Bienal, entre otras construcciones.
Actualmente ladrilleras tejares y la extintas minas de cal y mármol han sido absorbidas por el desarrollo y el urbanismo y  no queda más que sólo modernas viviendas.

EL MOLINO DE AGUA.
Este canal de agua se llamaba “Río de molino” y que al parecer se remonta a la época precolombina, la toma estaba localizada a orillas del río Tomebamba, más abajo del río Balzay en las actuales calles César Andrade entre la 3 de Noviembre y la Ordoñez Lazo, desde donde atravesaba por un puente de arco sobre el ríachuelo Sacay, precisamente en la actual calle de Las Totoras en donde existe el puente de arco colonial por dónde pasaba el agua,  luego a la altura de la Virgen de Milagro cruzaba la moderna vía a Sayausí y bajaba a Cuenca por el filo del Barranco paralelo “al  camino grande de Bola”.  Seguía  por el barranco, frente al actual Hotel Oro Verde hasta las calles de las Pencas y El Tejar sector en el cual el canal se dividía en dos ramales, uno seguía por las calles las Pencas, Cayambe, calle Santiago Montalbán cruzaba la quebrada del Calicanto sobre el riachuelo Gallinazo y continuaba por la actual calle del Molino, pasaba a Cristo Rey bajaba a la calle Munoz Vernaza y B. Malo en donde los españoles construyeron temprano un molino de granos con dinteles incas traídos seguramente desde Pumapungo , en este sector lo llamaban por los años 50´s el “Cuchi Molino”, luego seguía por la actual III Zona Militar Hacia el Vecino y continuaba hacia “El Regadío” en Totoracocha  (Espinoza, 2011).

El otro ramal del molino, partía luego de pasar el puente de arco en el Parque del Tejar y bajaba por el barranco hacia San Sebastián. Evidencias de su paso se encuentran todavía en el Barranco atrás del Supermaxi en un área verde paralela a la calle de Los Laureles. En el Museo Arte Moderno se puede observartambién aún parte del canal que bajaba hasta Pumapungo en donde se encontraba el famoso baño ceremonial inca, construido con  sillares de piedra blanca y sobre el cual en 1542,  Núñez de Bonilla, sobrepuso el molino de granos.
Una foto de 1963, muestra todavía un poco el recorrido y la división de este molino de agua a la altura de Supermaxi en la Ave. de Las Américas.


EL PUENTE DE ARCO DE LADRILLO Y EL CANAL DE AGUA.
El arco o puente por el que atravesaba el canal, se encontraba en el cruce actual de las calles del Tejar y Las Pencas, lugar en dónde estaba todavía hasta hace unos diez años. Debajo del arco pasaban las aguas de la “quebrada seca de donde bajan las aguas cuando llueve”. Actualmente el lecho de la quebrada es una calle rellenada y el arco ha sido destruido o quizá se encuentre soterrado cerca al Parque del Tejar, en el lugar existen unas canchas y una pequeña área verde. Los moradores del lugar y aún los jóvenes todavía recuerdan haber visto el puente de arco de ladrillo colonial.


EL CAMINO DE CUENCA AL OCCIDENTE Y A LA COSTA.
En el bosquejo se encuentra el camino que partía desde Cuenca hacia Molleturo y la costa, se indica: “este es el camino Real… camino grande de Bola que baja para Cuenca…”. Vale  recordar que el Puerto de Bola era un puerto  exclusivo de propiedad exclusiva de la ciudad de Cuenca.


LOS TEJARES DEL REY.
Junto al puente arqueado del molino se observa una especie de torre, cerca a uno de ellos,  se dice que son los tejares del Rey, seguramente para distinguir de los tejares particulares que para esa fecha, tenían las iglesias, principalmente.


TIERRAS DE ALONSO PREGONERO.
Más arriba del canal, tenía sus tierras Alonso el pregonero. Los pregoneros eran quienes anunciaban algunas decisiones que tomaba el Ayuntamiento las cuales eran dadas a conocer a los vecinos de la ciudad; ellos lo hacían en alta voz usualmente en la Plaza Mayor.

TIERRAS DE ADRIÁN ORTÍZ.
Sobre las tierras del pregonero se lee también: “tierras de Adrían Ortíz y heredero del Ministro Diego Patiño de Narváez”. Al parecer Patiño de Narváez siendo sacerdote, tuvo algunos herederos.
Diego Patiño de Narváez, fue sacerdote de San Blas y también tenía seis hectáreas de tierras en Pumapungo, por 1660 murió y Juan de Velasco presentó  una demanda en los juzgados locales, en la que dijo ser hijo y heredero por derecho de Patiño (Jamieson 1999, 143).

EL CAMINO A SAN PEDRO DE CEBOLLAR.
En la parte superior del bosquejo dice: “Camino que baja de la sierra para la ciudad de Cuenca”, se trata de  la actual avenida llamada Abelado J. Andrade que va hacia San Pedro del Cebollar. De lo que se puede apreciar, esta vía ya estuvo allí desde aquella fecha.

PUTUCÍO.
En el extremo izquierdo de bosquejo se lee: “de esta parte en más de una legua está el sitio de Putucío”. Se trata del actual San Miguel de Putushío o el Pitoxio de la fundación de Cuenca , sector límite  al occidente de Paucarbamba.

CONCLUSIONES:

1.- Ladrilleras y tejares estaban localizadas en este sector desde los inicios de la ciudad española de Cuenca hasta 1980, cuando el crecimiento urbano destruyo gran cantidad de estas fábricas.
2.- En el bosquejo colonial se encuentra la unión o cruce del canal de agua con  “el camino grande de Bola”; lo que coincide en el terreno actual con la calles del Tejar y las Pencas, justo en el Parque del Tejar.
3.- Hasta el sector llegaba el “Molino de río” desde dónde se dividía en dos ramales; el un ramal bajaba por el filo del Barranco hasta Pumapungo y el otro tomaba la parte alta irrigando las tierras de Cullca, llegando hasta Totoracocha.
4.-La existencia de dinteles incas en el Molino hidráulico para moler granos en Cullca permite concluir de que este molino temprano era contemporáneo al de Todos Santos. Por otro lado, a comienzos de la Colonia se menciona a Cullca como Los depósitos, lo que nos hace colegir entonces de que esas tierras eran productivas y de que ya estaban irrigadas por el canal de agua de Cullca.
5.- Si en Todos Santos en 1542 Núnez de Bonilla instaló su molino hidraúlico debido a la existencia de una fuente de agua que abastecía anteriormente a unos baños rituales incas; se podría deducir entonces de que este canal ya existía desde tiempo de los Inkas.
6.- Durante este trabajo, algunas personas de avanzada edad, manifestaron que más arriba del moderno canal de agua potable del Cebollar, existió un canal de riego de tiempo de los Inkas, del cual dijeron que  casi no quedaba rastro alguno, sólo existe en la memoria de ellos y vale dejarlo escrito.


BIBLIOGRAFÍA:
- Achig, María Cecilia et al. 2008. Planos e Imágenes de Cuenca. EditorBoris Albornoz. Ilustre MunicipalidadCuenca.

-   uarto  Libro de Cabildos, 1575-1578. 1982. Transcripción, Juan Chacón Zh. Archivo Hisrico Municipal / Xerox del Ecuador, Cuenca.

-          Espinoza E. José Luis. El molino de Cullca y los dinteles incas. El Mercurio,  Noviembre 3 del 2011, Sección  Cuenca Hermosa: 4F, 5F, 6F, Cuenca.

-       Jamieson, Ross W. 1999. Domestic Architecture and Power. The historical Archaeology of Colonial Ecuador. New York: Kluwer Academic/Plenium Publishers.






miércoles, 21 de octubre de 2015

HATÚN CAÑAR Y CAÑARIBAMBA.



Por: José Luis Espinoza E. 2015

Difícil ha sido para la historia local determinar exactamente desde y hasta dónde comprendían estos espacios determinados por los incas en el área cañari. Algunos indicadores finalmente fijarían dichos espacios que nos permitirán ubicar mejor ciertos hechos históricos y comprender esta área. Aunque esta división y concepto al parecer desapareció temprano en la Colonia; sin embargo, quedaron algunas evidencias mimetizadas en algunos hechos. A continuación, abordaremos algunas pistas que nos dan una orientación al respecto.


LAS RELACIONES GEOGRÁFICAS, 1582.

Un relato de 1582 del cura doctrinero de San Francisco de Paleusí del Azogue, fray  Gaspar de Gallegos nos revela un dato importante:  “ Solían ser gobernados cada parcialidad de su cacique principal, y este cacique principal,  que se llamaba Puezar, traía siempre guerra con la provincia de Hatun Cañar que está a 4 leguas de aquí; y algunas veces iban los caciques a pelear unos con otros; y tenían sus términos señalados de cada pueblo; y cuando iban los de aquí a dar batalla a los de Hatun Cañar, salían ellos al encuentro a los términos de sus pueblos; y así traían sus guerras antes que el Inga viniese; y que peleaban con unas mazas que tenían hechas de madera… que la buscaban en los montes a posta, y cuando mucho les labraban con pedernales.” (Gallegos 1992, 387).
Se colige entonces de que Azogues no pertenecía al área de Hatun Cañar, puesto que desde allí iba el cacique Puezar a dar batalla a los de Hatún Cañar; por lo tanto, Azogues pertenecía a la jurisdicción de Cañaribamba.


POLONI-SIMARD, 1618.

Poloni al referirse a las Reducciones del Oidor Diego de Zorrrilla anota lo siguiente: “Entre las localidades que el Oidor quería dejar sin indígenas, en su decisión del 8 de octubre de 1618, figuran los tambos (Oña y Nabón), un pueblo (Espiritu Santo o Baños) no obstante promovido a parroquia…un caserío que dependía de esta o de San Sebastián (Narancay que formaba parte en otros tiempos del cacicazgo de Cañaribamba)… (Póloni Simard 2006, 55).
Si Narancay pertenecía en el pasado a Cañaribamba al igual que Azoguez; es evidente entonces que el área de la actual ciudad de Cuenca, también pertenecía por endea a Cañaribamba.


CIEZA DE LEÓN, 1553.

Cieza de León manifiesta: “Saliendo de Tomebamba por el gran camino hacia la ciudad del Cuzco, se va por toda la provincia de los Cañares, hasta llegar a Cañaribamba, y a otros aposentos que están más adelante. Por una parte y por otra se ven pueblos de la misma provincia, y una montaña que está a la parte  de Oriente, la vertiente de la cual es poblada, y discurre hacia el río del Marañón.” (Cieza de León 1995,163). Cieza se refiere al Fasayñan, visible a simple vista desde lugares altos de Cuenca y sus alrededores.
Está claro que si Ingapirca  era para Cieza Tomebamba, saliendo de allí o de esa área que pertenecía a Hatún Cañar; se llegaba seguido a Cañaribamba. La montaña a la que se refiere aunque no especifica su nombre era el Fasayñan o Huacayñan, el mismo que queda en el área de Canaribamba.


CRISTÓBAL DE MOLINA, 1575.

“En la provincia de Quito está una provincia llamada Cañaribamba, así llaman a los indios, «cañaris» por el apellido de la provincia, los cuales dicen que al tiempo del Diluvio en un cerro muy alto llamado Huacayñan, que está en aquella provincia… (Oyuela Caycedo et al.2010, 372).
Cristóbal de Molina también se refiere al cerro Hucayñan el mismo que de acuerdo a los análisis anteriores, se encontraría en Cañaribamba.


CONCLUSIONES:

1.- Los cuatro indicadores  coinciden en  señalar que desde azogues hasta el sur, era la región de  Cañaribamba y hacia el norte se encontraba Hatún Cañar. Cañaribamba no comprendía sólo el valle tropical de Yunguilla como se ha creído tradicionalmente sino que comprendía también zonas frías del sur del Azuay, incluyendo parte de Zaruma en la provincia del Oro y Catamayo en Loja.
2.- Si observamos las dos áreas señaladas en el mapa, la de Hatún Cañar es más pequeña que Cañaribamba; entonces hemos de preguntarnos ¿ por qué es que Hatún Cañar era la provincia grande de los canares?. Quizá la explicación se encuentre no en el tamaño del área que ocupaba, sino a que era la “cabeza principal de los cañares y en donde había grandes y suntuosos edificios” según manifiesta Gallegos y en la importancia que tenía para los incas el gran templo al Sol levantado por Túpac Yupanqui en Ingapirca.



BIBLIOGRAFÍA:

Cieza de León, Pedro. 2005. CRONICA DEL PERU DEL SEÑORIO DE LOS INCAS 1553. Biblioteca Ayacucho,  Caracas.
Gallegos, Gaspar de. 1992. San FRANCISCO PELEUSI DEL AZOGUE 1582. En, RELACIONES HISTÓRICO -GEOGRÁFICAS DE LA PROVINCIA DE QUITO SIGLOS XVI-XIX  T.I .Edición y transcripción, Pilar Ponce Leiva, 385-390. MAKA  ABYA-YALA, Quito.
Oyuela Caycedo, Augusto; Peter W. Stahl.; J. Scott Raymond,. 2010. Cerro Narrío y Max Uhle: el arqueólogo como agente del desarrollo de la arqueología ecuatoriana. Editores: Peter Kaulicke, Manuela Fischer, Peter Masson, Gregor Wolff. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima.
Poloni-Simard, Jaques.2006. El Mosaico Indígena, Movilidad, estratificación social y mestizaje en el Corregimiento de Cuenca (Ecuador) del siglo XVI al XVIII. ABYA-YALA Instituto Francés de Estudios Andinos, Quito.




miércoles, 29 de julio de 2015





EL PUKARA CRUCES DE MISIÓN.

Por: José Luis Espinoza E.
20-VI-2015.

ANTECEDENTES.

Por lo general los cerros sagrados y pukaras son áreas planas pequeñas o escalonadas que se encuentran en las cimas de las montañas, en dónde  se evidencia la presencia de material cultural precolombino. La proximidad de estos sitios al valle de Gualaceo,  sus ríos, y el paso de senderos precolombinos cercanos a estos, corroboran, la función de santuarios o pukaras. En general estos espacios no son  aptos para vivienda por ser muy empinados o por estar ubicados algunos  sobre fallas geológicas y tampoco son idóneos para la agricultura por la falta de fuentes de agua cercanas.
Esta área emblemática conforma una “Geografía Sagrada del Azuay”, un paisaje cultural privilegiado, en donde los antiguos  habitantes,  rindieron culto a sus deidades supremas. En este valle se emplazaron los cañaris precolombinos de la cultura Tacalshapa y los incas.

En 1582, el Corregidor de Cuenca Antonio Bello Cayoso solicitó a los curas doctrineros información de los pueblos y doctrinas de  esta provincia y en las Relaciones Geográficas quedaron registradas algunas costumbres religiosas locales y de la adoración de sus pobladores a ciertos elementos naturales como son montes, lagunas, rocas, piedras y árboles grandes. Los habitantes andinos creían que algunas divinidades y los espíritus de sus ancestros “vivían” en las montañas y es por eso es que algunos ritos lo hacían en ellas, como se puede constatar en la actualidad.

El área en mención, se encuentra amenazada y soporta una fuerte presión de deterioro, atribuida al permanente uso de los recursos energéticos como leña y yerba a lo largo de miles de años y a los embates de la modernidad como son la explosión demográfica y una descontrolada urbanización de estos sitios. Como consecuencia, se evidencian  la  deformación del paisaje por efectos de la minería, la deforestación y reforestación con especies exóticas que han destruido los suelos, extinguiendo además la flora y fauna nativas. Por lo tanto, se hace urgente una declaratoria de protección  de estos lugares de gran valor cultural para sus comunidades.

EL CERRO

Tiene registro del INPC AY-01-11-52-000-09-000009 y se encuentra  en la parroquia de La Unión del cantón Chordeleg, provincia del Azuay, coordenadas s. 749704 y w. 9675268 a 2. 847m.s.n.m.
Se accede desde Cuenca a Chrordeleg por vía asfaltada hasta un desvío desde donde se continúa por un carretero lastrado hasta las faldas del cerro, luego se toma un sendero a pie hasta la cumbre.

El cerro tiene forma cónica y cuenta con escalonados hacia el lado oriental y un acantilado hacia el borde occidental que sirve de barrera natural. Los escalonados del lado oriental se encuentran alternados, un rasgo muy característico que difiere de los pucaras incas, que generalmente tienen escalonados regulares en forma de una torta. Los escalonados miden aproximadamente dos metros, barreras que  dificultaban el acceso del atacante. Por lo general estas barreras se encuentran en  hacia los lados más vulnerables. Por las faldas del cerro atraviesa un camino antiguo que  debió permitir el acceso de los participantes en el conflicto.

En la cima del monte se levantan dos enormes  cruces de madera, que nos recuerda las disposiciones emitidas por 1575 por el Virrey Francisco de Toledo, en la que se disponía la colocación de cruces en casas, junta de caminos y colinas en donde se practicaban “idolatrías”.

Si bien este cerro no es un sitio ceremonial; sin embargo, la colocación de cruces en algunos cerros se volvió con el tiempo, una tradición vinculada con la Pasión de Cristo. Es así como se colocaron cruces  en otros sitios como también se levantaron capillas, ermitas, etc. Convirtiéndose a la larga en sitios de peregrinación y culto católico, como en este caso. Al lugar asisten en romería cada año los habitantes del lugar, en el día de las Cruces.


LOS CONFLICTOS INTERNOS.

Estos sitios defensivos no eran una exclusividad de los incas, anteriormente los cañaris precolombinos ya contaban con lugares defensivos.  Un relato de 1582 del cura doctrinero de San Fancisco de Paleusí del Azogue, fray  Gaspar de Gallegos nos relata  las tensiones internas entre grupos de una misma cultura en este caso, los cañaris:  “ Solían ser gobernados cada parcialidad de su cacique principal, y este cacique principal,  que se llamaba Puezar, traía siempre guerra con la provincia de Hatun Cañar que está a 4 leguas de aquí; y algunas veces iban los caciques a pelear unos con otros; y tenían sus términos señalados de cada pueblo; y cuando iban los de aquí a dar batalla a los de Hatun Cañar, salían ellos al encuentro a los términos de sus pueblos; y así traían sus guerras antes que el Inga viniese; y que peleaban con unas mazas que tenían hechas de madera… que la buscaban en los montes a posta, y cuando mucho les labraban con pedernales”.

Hernando Pablos, un vecino de Cuenca manifestaba en 1582 que: “ El uso y manera de su pelear era que se untaban la cara, brazos y piernas con un betún que ellos tienen que se llama bandul que es colorado, y con unos zamarros, a manera de camisetas, de plumas de papagallo y algunas estampas de plata, con sus lanzas de palma y otros con hondas, y otros con tiranderas que son unas varas que se tiran estos cañares a 50 y 60 pasos; y otros con macanas, que es su nombre a manera de montantes ce palma, y algunas porras de piedra; con las cuales, formando su escuadrón, se mataban unos a otros en la dicha guerra, llegándose tan juntos, que a manos se mataban, según dicho es”.


EL “JUEGO” DEL PUKARA.

Por otro lado, existían también otras costumbres que implicaban actos reñidos entre grupos de comunidades cercanas como el caso de Gullanzhapa  y Maluay al sur de Cuenca, que practicaban  las luchas del Pukara en la que dos comunidades acordaban una lucha a pedradas, hasta que hubiese sangre, la misma que inconscientemente era una ofrenda a la tierra, la que propiciaría buenas cosechas.

Es probable que muchos de estos cerros estuvieran vinculados también a estos ritos de fertilidad, practicados  desde la época precolombina.


LAS ARMAS.

Los museos de la ciudad cuentan con una variedad de armas que eran utilizadas por estos grupos,  entre ellas se encuentran las hachas de piedra, mazas o rompecabezas, y las flechas silbadoras de metal que producirán terror por su agudo sonido. También contaban con la onda, arma que  podía ser lanzada a distancia; por lo  general, la lucha era de cuerpo a cuerpo.


PATRIMONIO CULTURAL.

En cualquiera de los casos, estos sitios tienen un valor importante para la historia de las comunidades locales,  tanto pukaras como santuarios se convierten en un patrimonio tangible por lo que deben declarase, áreas protegidas. Estos lugares deben ser investigados, preservados y difundidos por todos quienes  valoramos la cultura tangible e intangible de nuestros pueblos.




miércoles, 17 de julio de 2013

TUMI PAMPA, 450 AÑOS DE UNA HISTORIA TRASTOCADA


(Ponencia presentada en el Sexto Encuentro de Ecuatorianistas, organizado por Latin American Studies Association y la Universidad  de  Cuenca-Ecuador.)

Por: José Luis Espinoza E.
Cuenca, 29-VI-2013

Antecedentes:
       La historia oficial y tradicional de Cuenca, sostiene que Tomebamba fue la ciudad inca sobre la cual los españoles fundaron la ciudad en 1557. Que, Tomebamba era la segunda Cuzco” donde nació Huayna Cápac y que, Pumapungo fue tan sólo un “barrio” de la ciudad de Tomebamba. El gran templo al Sol, se presume que también se encontraba en la “ciudad de Tomebamba”.
     Este estudio, descarta sistemáticamente dichas aseveraciones y prueba sus hipótesis entre otras, en dos confiables fuentes: la “Crónica del Perú el Señorío de los Incas” de Pedro Cieza de León de 1553 y el Acta de Fundación de Cuenca del 12 de abril de 1557. Como paradoja, nunca antes el Acta de Fundación de Cuenca, fue referida para tratarse asuntos relacionados con la cuestionada ciudad de Tomebamba.
       Túpac Yupanqui conquistó el norte del Tahuantinsuyo hacia 1470, creando los centros principales de Hatun Cañar, Pumapungo, Molleturo (Muyu turu) y Cañaribamba. En tiempos de Atahualpa luego de la matanza de los cañaris, la Región fue conocida con la  metáfora  Tumi pampa. Los Incas escarmentaban a sus enemigos con el corte de cabezas y lo hacían con el tumi o cuchillo, lo que  dio origen al singular apodo de la provincia.
         Luego de la trágica y convulsionada situación vivida entre Incas y Cañaris con el sistema de los  Mitimaes,  del genocidio y luego el arribo de los españoles y la utilización de los cañaris en las guerras civiles; todo ello  hizo, que la memoria  local casi se extinguiera y que la información fuera trastocada y distorsionada, creándose la confusión.
      Luego de la fundación de Cuenca en 1557, los españoles erradamente adoptaron el calificativo de “ciudad de Tomebamba” para referirse sólo a Cuenca, distorsión que se ha divulgado y mantenido por cuatrocientos cincuenta años. Tomebamba,  fue referida por afamados cronistas dada la importancia que adquirió por el  nacimiento de Huayna Cápac y otros sucesos trascendentes. Aquella metáfora que fue para los incas; los españoles, lo transformaron en toponimia.     
       A finales del siglo XIX y comienzos del XX, estudiosos locales confundidos, trataron de ubicar a la mítica “ciudad de Tomebamba”, sin que pudieran encontrarla. En 1923, el arqueólogo alemán Max Uhle, previas investigaciones de campo, informaba salomónicamente, que “la ciudad de Tomebamba”, no se encontraba ni en Ingapirca ni Cañaribamba como los estudiosos pretendían;  sino que se limitaba a lo que hoy es Pumapungo. Si bien Uhle basó sus estudios comparativos entre Pumapungo y Cuzco; erradamente le otorgó el nombre de ciudad de Tomebamba”.
       La historia de Cuenca cuenta por lo tanto con dos versiones de fundación, siendo la más difundida la de que Cuenca se funda sobre la supuesta ciudad inca de Tomebamba y la otra menos divulgada y que consta en la Acta de Fundación de Cuenca, según la cual la Ciudad se funda en el Asiento de Paucarbamba, de la Provincia de Tomebamba. Las dos versiones obviamente son contrapuestas, dando origen al problema de este estudio. La lógica nos dice que ha de haber una sola versión, de la única fundación oficial.
1.- Indicadores que prueban la existencia de la provincia de Tomebamba:
      Pedro Cieza de León es el único cronista que pasó por Tomebamba en 1547. Si bien Hatun Cañar hoy Ingapirca era para Cieza, la ciudad de Tomebamba; análisis de sus relatos dejan en claro que se refiere a un área grande,  a lo que en español conocemos como provincia. 
      Cieza se refiere a Tomebamba la provincia, cuando manifiesta que: “…está todo repartido de aposentos y depósitos, que estaban hechos de a dos y tres y cuatro leguas. Entre los cuales están dos principales, llamado el uno Cañaribamba y el otro Hatun cañari, de donde tomaron los naturales el nombre, y su provincia, de llamarse los cañares…” (Cieza de León 2005, 127). Dice haber repartidos varios aposentos entre dos y cuatro leguas, cada legua tenía una medida de 5.6 km. por lo que nunca pudo ser ciudad, además por el área grande que abarcan Hatun Cañar y Cañaribamba, juntas. 
        En el capítulo XLIV, Cieza habla: “DE LA GRANDEZA Y LOS RICOS PALACIOS QUE HABÍA EN LOS ASIENTOS DE TOMEBAMBA DE LA PROVINCIA DE LOS CAÑARES” (Cieza de León 2005,128). Cieza nos dice en plural de los asientos que había en Tomebamba, y ratifica provincia de los cañaris  queriendo decir, que los asientos se encuentran en ella. Un asiento era un poblado y no podían caber varios asientos dentro de una pequeña ciudad, pero sí en la provincia.
        Cieza de León  indica los limites de los asientos de Tomebamba  cuando dice: “Está á la parte del poniente dellos la provincia de los Guancavilcas, que son términos de la ciudad de Gayaquile y Puerto  Viejo, y al oriente el río grande del Marañón…” (Cieza de León 2005, 129). El término dellos,  está igualmente en plural, se refiere entonces a algunos asientos ubicados en un territorio grande.
         Cieza señala que: “Algunos indios quisieron decir que la mayor parte de las piedras con que están hechos estos aposentos y templo del sol, las habían traído de la gran ciudad del Cuzco por mandado del rey Huaynacapa y del gran Topainga, su padre…” (Cieza de León 2005,129-130). Estos sillares se encuentran en Los Piedros, Paquishapa-Saraguro provincia de Loja, según las investigaciones realizadas por  Dennis Ogburn, de la universidad de California (Ogburn, 2002). Es decir, los sillares sí llegaron a Tomebamba la provincia, más nunca a la supuesta “ciudad”, como se afirmó siempre. Análisis de sillares incas reutilizados en algunos edificios antíguos de Cuenca y el templo al Sol de Ingapirca, recopilados en el 2007 por  Ogburn y quien les habla, probaron que jamás llegó a Pumapungo ni a Ingapirca, cargamento alguno de sillares del Cuzco.
      Cieza, es categórico de que se trata de una provincia cuando dice: “…se afirma que Atahualpa fue preso en la provincia de Tomebamba…” (Cieza de León 2005, 209).
     El Acta de Fundación de Cuenca, es otro de los documentos muy confiables, que corroboran la existencia de la provincia de Tomebamba. Está por demás decirse que todas las referencias contrapuestas ulteriores a 1557, carecen de validez.
       En las Provisiones del Virrey Hurtado de Mendoza para fundarse la ciudad de Cuenca, se registra lo siguiente: “…iréis a la dicha provincia de Tomebamba…andaréis toda la provincia y su comarca…miraréis donde la parte e lugar donde mejor se podrá fundar el dicho pueblo…y que esté más cerca del pueblo de Tumbez, que sea posible…” (Cabildos de Cuenca, Libro Primero 1557-1563,5). No se puede en  una “ciudad” pequeña ni aun si fuese grande, escogerse un lugar, el más cercano aTúmbez, pero sí era posible en la dilatada provincia cañari. Efectivamente, Cuenca se fundó en el lugar más cercano a Tumbez, unida por la  ruta más corta la Cuenca-Girón-Yunguilla-Yulug-Guanazán-Paccha-Zaruma-río Tumbez.

              El  Libro Primero de Cabildos de Cuenca recalca en varias de sus partes que se funda Cuenca en la provincia y expresamente señala, que la hacen en el “…asiento de Paucarbamba, que es en la dicha provincia de Tomebamba...” (Cabildos de Cuenca, Libro Primero 1557-1563, 12).
     2.-Indicadores que prueban  la existencia de Pumapungo, mucho antes de la fundación de Cuenca:
         La existencia de Pumapungo nos permite evidenciar que esta ciudadela  era el único centro inca importante que hubo y que no fue un barrio de la supuesta ciudad de Tomebamba; sino el verdadero y único centro religioso, político y administrativo.
        El investigador francés Poloni Simard, registra en los documentos coloniales de Cuenca 15 toponimias de Pumapungo desde 1557  hasta 1779, mientras que la toponimia  Tomebamba apenas suman  dos y se  registran tardíamente en el siglo XVIII (Poloni-Simard 2006, 570). Este dato sugiere con mucha lógica, que Pumapungo dejó marcada huella en el lugar, desde su fundación. Paradójicamente, los Libros de Cabildos, no registra ninguna información de la supuesta ciudad de Tomebamba.
        3.- Indicadores que prueban que el famoso templo al Sol de Tomebamba, se encontraba  en Hatun Cañar, actual Ingapirca:
      Cieza de León relata que: “…El templo del sol era hecho de piedras muy sutilmente labradas, y algunas destas piedras eran muy grandes, unas negras toscas y otras parescsían de jaspe” (Cieza de León 2005, 129). Los sillares de la elipse del Templo en Ingapirca, tienen en realidad jaspes de diversas formas como manchas oscuras y claras sobre fondo de tono verdeazulado, como se puede constatar  hasta hoy a simple vista.
      Cieza también relata que en las paredes de piedra de los aposentos estaban: “…esculpidas ovejas y corderos de lo mismo y aves…” (Cieza de León 2005,130). Juan Cueva Jaramillo quien realizó investigaciones arqueológicas en el complejo de Ingapirca hacia 1971, efectivamente registró: “23 piedras zoomorfas y ornitomorfas” talladas en piedra (citado por Fresco 1984, 22).
        Cieza de León,  se refiere a Hatun Cañar o sea Ingapirca, cuando describe que: “Los aposentos de Tomebamba se encuentran asentados á las juntas de dos pequeños ríos en un llano de campaña que terná mas de doce leguas de contorno. Es tierra fría…” (Cieza de León 2005,129). Cieza se refiere al primer centro inca, con el cual se encuentra a su ingreso en la región cañari, ubicada efectivamente junto a dos pequeños ríos llamados  Silante y Gulanza, en una área grande de doce leguas de contorno y es fría.  
    Conclusiones:
     1.- Tomebamba era una provincia en la que se encontraban cuatro centros incas principales: Hatun Cañar, Pumapungo, Molleturo y Cañaribamba.
     2.- Pumapungo, era el único centro  existente en esta llanura y ocupaba un área triangular actualmente formada por Pumapungo, Corazón de María y Todos Santos.
     3.- El famoso templo al Sol de Tomebamba construido por Tupac Yupanqui y descrito por Cieza de León, se encontraba en Hatun Cañar, actual parroquia de Ingapirca.
    4.- Cuenca se fundó como se indica en el Acta de Fundación, en el asiento de Paucarbamba, provincia de Tomebamba.
    Finalmente, creemos que habrá siempre  pocas coincidencias sobre un tema, pero nunca tantas que colijan una verdad. Tomebamba no  ha de ser medida por su tamaño, síno por la verdad  de su historia.

     Mayor información vinculada al tema y bibliografía; se encuentra en Línea, en el buscador Google: Tomebamba, Pumapungo y Hatun Cañar  y/o Tomebamba, la Provincia Inca.
·         Espinoza E., José Luis. Tomebamba, Pumapungo, Hatun Cañar. El Mercurio. Abril 12 del 2010, Sección 1D-5D. 453 Años de Fundación, Cuenca.
·         Espinoza Espinoza, José Luis. 2011. Tomebamba la Provincia  Inca: Replanteamiento Histórico. En: Revista COLOQUIO, año 13, Número 50, 2-9. Cuenca: Universidad del Azuay.
·         Espinoza E., José Luis.2012. HISTORIA DE LA PROVINCIA. En Atlas de la Provincia del Azuay, 19. Cuenca: Prefectura del Azuay.