sábado, 14 de mayo de 2011

CUENCA:ALIMENTOS PRECOLOMBINOS


Escrito por: José Luís Espinoza E.


ANTECEDENTES

En tiempos de globalización cuando la generalización es la norma, hemos de esforzarnos mucho más para resaltar lo particular de la cultura de los pueblos. Legado de estas culturas sobreviven por fortuna hasta nuestros días, aspiremos a que estas no desparezcan nunca,  para el deleite de las futuras generaciones. Localmente conocemos poco sobre las costumbres precolombinas alimenticias; sin embargo, algo sabemos por los datos que nos revela la arqueología, las crónicas y las costumbres tradicionales.

En el Azuay, un grupo de cazadores recolectores ocuparon como abrigo la cueva de Chopshi cerca de Sígsig hace unos 8.000 años a. de C.; los investigadores  Lynch y Pollock registraron huesos de conejo, osos de anteojos, paca, perdíz, perro, puerco espín, danta, venado y raposa (Varios autores 1,80), lo que nos hace colegir de que la dieta del primitivo azuayo era básicamente carnívora complementada con una escasa recolección.

Desde Challhuabamba 2000 a. de C., a Tacalzhapa[1] conocemos muy poco o casi nada por falta de investigaciones. Karen Olsen, de la Universidad de Berkeley, en sus investigaciones de Pirincay, encontró restos de llama hacia el 300 a. de C. (Olsen Bruhns 1988,7), lo que indica la presencia de este camélido y al parecer el consumo de su carne. La presencia de una numerosa colección de cornamentas de venado en el museo de la Casa de la Cultura del Cañar en Azogues, y la especialización en el uso minucioso de cada una de sus partes como herramientas, sugieren un alto consumo de ese tipo de carne en esa época. La numerosa y variada vajilla de cerámica antropomorfa de filiación Tacalzhapa del Museo Pumapungo del Banco Central, indican que esta cerámica exclusiva del Azuay[2], tuviera diversos y expresos usos. Cántaros[3] en forma de cabeza y cuerpo humanos, nos hacen suponer que ya se consumía chicha. Una olla trípode[4] grande con hollín (C-564-1-80), muestra en su borde una cabeza de venado estilizada que podría revelarnos el consumo de esta carne.

Hace 4. 000 años, la sedentarización, el inicio de la agricultura y la domesticación de  animales y plantas, sugieren que la dieta local cambió y se complementó notablemente. Octavio Cordero ya hace un listado de plantas que pudieron servir de alimento aborigen y a la que hemos de agregar el pepino, granadilla, uvilla, joyapa, tomate de árbol, zambo, bledo, hojas de ají, etc. Otro listado hace también la peruana Rosario Olivas Weston (2006,96-100). Es notorio en la dieta, precolombina un alto consumo a base de mayz[5]  que se inicia desde mucho antes en la costa ecuatotiana con Valdivia, hace unos 5.000 años (Pearshall 2002,51-55).

GENERALIDADES

 Mejor documentado se encuentra el periodo Inca, gracias a las numerosas crónicas e investigaciones extranjeras recientes.

Sabemos que sus alimentos eran variados, debido a la multiplicidad de los pisos ecológicos. La tenencia de la tierra estaba dividida en tres: la de los sacerdotes,  del Inca,  la más grande y la del pueblo. Varias formas de sus vajillas son indicadoras también de la diversidad de usos, que dependían también del tipo de celebraciones. Algunas tinajas grandes sirvieron para guardar alimentos como granos o para hacer chicha. Intercambian sus productos con otros que  necesitaban, mediante el trueque.

Los incas, utilizaron el fogón de “tullpas”,  piedras sobre las cuales “paraban” las ollas unas juntas de otras, como se acostumbra todavía en el Azuay. Además tenían un hornillo (Bray 2003,147) similar a tres tubos gruesos juntos con una oquedad, debajo  en el cual colocaban el fuego, en los huecos superiores colocaban las ollas, les permitía un gran ahorro de energía. Hornillos como éste,  utilizan aún los uros  en los islotes flotantes de totoras del lago Titicaca.

El fuego lo hacían mediante la frotación de dos palillos especiales sobre la “yesca” o “puzha” (hojas secas). Tenían dos comidas, una en la mañana  y otra en la tarde (ídem. p.148). En Tixán provincia de Chimborazo comían sentados en cuclillas o sobre un manojo de paja (Schmelz 1996,77), el marido comía junto pero de espaldas[6] a su esposa,  según nos cuenta Lope de Atienza en 1572.  Los soberanos lo hacían sentados en  un banco bajo llamado “dúho”, comían sobre un tejido de juncos. Luego de las comidas  limpiaban sus manos en su impecable vestido; por lo que se cambiaban de traje 4 veces al día  y nunca más lo volvían a usar. La mesa fue impuesta por los españoles.
                                                                                                  
La sal no era incluida en las comidas, sino  que  consumían separadamente desde un plato o era lamida de un terrón. Un icono de abejas y panales estilizados encontrado en la cerámica inca de Cuzco (Fernández Baca 1971,225), nos hace presumir  de que probablemente ya se usaba la miel de abeja como edulcorante y también quizá el “mizhqui” de penca o agave americana.

Tenían  molinos de piedra para hacer harina, estaba formado por una mano de moler en forma de media luna, “kutana” y una base  rectangular de nombre “maran”. Grandes y sencillas ocasiones eran momentos para preparar determinadas comidas, contaban con varias celebraciones de por lo menos una vez al mes (Martínez Borrero 1992, 60-68).

PLATOS ESPECIALES

EL AJI (Uchu).- Uno de los frutos más consumidos hasta la actualidad. Los hay de muchos tipos, de vistosos colores y  diversas preparaciones.
Su consumo se registra  desde muy temprano en la Colonia. Durante algunas ceremonias incas los ayunos eran comunes y consistía en no consumir ají, entre otras medidas.
Algunos recipientes de cerámica inca del Cuzco registran ajíes con patos estilizados como elementos decorativos (Fernández Baca 1971, 32).
Jiménez de la Espada relata de que Huayna Capac y Atahualpa recibían ají como tributo de los indígenas de San Luis Paute en la provincia de los Cañaris, muy antiguamente ya eran  reconocidos los ajíes de Yunguilla y Paute.

EL CANGUIL (Pisancalla).-  Se consume en Cuenca para picar o como complemento de algunos platos como ceviches. Era consumido ya antes del arribo de los españoles. Bernabé Cobo en 1653 refiriéndose al alimento de los nativos dice: “…tuestan cierta especie de maíz hasta que revienta y se abre, al cual llaman pisancalla…”(Bray 2003, 143).

EL CHARQUI (Chharki),- Es carne secada al sol o ahumada en las cocinas de leña. Hasta la segunda mitad del siglo XX se consumía aún el charqui de chancho o de res cocido en los campos azuayos,  donde no había refrigeradoras. El secado y ahumado, se hacia en unas parrillas pequeñas de madera o carrizo llamadas “hashangas”, las mismas que eran colgadas en las chimeneas, sobre las cocinas de leña para el ahumado respectivo.

El charqui sin cocerse, usualmente era  consumido con mote. Esta carne habitualmente fue de venado (Schmelz 1996, 60) o de llama joven. Excavaciones arqueológicas locales reportan restos de huesos de llama y venado, que eran los animales de mayor consumo al igual que  de cuy. Al consumo de carne hemos de agregar también el de pescado y el caracol de tierra.

Un plato de cerámica inca del Museo del Banco Central de Cuenca(C-385-2-78) muestra en su pintura la existencia de un tipo de pescado semejante al bagre llamado en la Colonia criadilla y  que hasta hace poco era conocido como barbudo[7], por tener una especie de bigote. La pesca con barbasco en los ríos de Cuenca eran todavía muy frecuentes hasta los años 80s. Challhuabamba (pampa del pez), nos sugiere que en el lugar había mucho peje en tiempos precolombinos.

LA CHICHA; “Asua”, “Aqha”.- La chicha de jora (viñapu) es de bajo consumo en la actualidad en Cuenca, sin embargo algunos restaurantes lo expenden para sus clientes como una bebida de lujo. Las chicherías estuvieron vigentes hasta finales del siglo XX.  Actualmente, muy pocas familias la preparan para ocasiones especiales. Es probable que del término Asua y del nudo del Asuay haya surgido el nombre que hoy lleva esta provincia (Espinoza 2005,6B).

Cronistas coloniales se refieren a esta bebida como una de las más importantes del incario. Era la bebida cohesionadora del sistema inca. Lo bebía el Inga en las más encumbradas ceremonias, como también lo hacía el pueblo en las cotidianas actividades agrícolas. Los vasos en los que brindaban tenían  diferentes nombres y eran  de materiales diversos conforme el tipo de ceremonia. En el Intirraymi el Inca brindaba con el Sol en vasos de oro. Cummins señala que algunos de éstos llamados “aquillas”, eran entregados a curacas importantes para comprometerles lealtad[8]; Vasos que eran tocados por el Inca o en los que hubiese bebido, ya no se usaban jamás y eran venerados por los curacas como algo sagrado. Siempre se bebía en números pares.

En 1545, la chicha se hacía de la forma tradicional,  masticando la jora para producir  fermento (Schmelz 1996,76). Algunas versiones de chicha se registran en Cuenca en la que se hace chicha con jora tostada “harüí” (González Holguín 1993,578). La chicha madurada de un mes se llamaba “yamor aca[9]. Para fermentar una chicha “tierna” ha de agregarse un poco de “conzho[10] de la “madura”. En Jadán-Azuay, entierran en el suelo el cántaro hasta la mitad para que la chicha madure  mejor (Bueno T.1 98,30). Se bebía chicha, en grandes cantidades en vez de agua. Cuando el cántaro es nuevo, ha de hacerse “harishca” (curar la olla); se coloca al fuego primero y luego se pone agua hirviendo dentro para que no se raje el barro. Chichas de Quinua, Molle, oca y algarrobo entre otras, reportan las crónicas coloniales, pero se desconoce  su  modo de preparación. Suponemos que el método  no difería del que se hacía con maíz. Doña Beatríz Carrasco[11] de Nulti-Azuay  supo msnifestar de que sus abuelos preparaban chicha de Molle  y  ella lo hace de “tuza” de maíz (comunicación personal 1/04/09).

EL CHOCLO (Cchocllo).- El maíz tierno cocido, es muy apetecido por los cuencanos. Se lo consume de varias maneras, cocido, frito, asado, o en tortillas.
Relatos tempranos coloniales confirman que se consumía en épocas anteriores, el choclo asado (González Holguín 1993,116), o cocido con sus hojas bajo la braza o en la ceniza caliente.

LAS HUMINTAS O CHUMALES.- Es el producto de una masa de  maíz tierno molido y agregado algunos condimentos. La masa es envuelta en hojas de choclo y cocidas al vapor por el lapso de una hora aproximadamente. Se sirven como complemento de café, chocolate, o cualquier otra bebida. Gonzáles Holguín ya reporta en 1608, la existencia de este pastel.

EL LOCRO (Rokro).- El locro puede ser muy variado dependiendo las combinaciones los hay  guisado de ají con papas,  con frijoles, de papas con zapallo, de zambo con frijoles, y  un sinnúmero de combinaciones más. Igualmente Cobo ya se refiere en 1653 a este plato como nativo (Bray 2003,146).

LA MACHICA (Machka ).- Es producto del tostado molido, el mismo que era llevado por los caminantes; cuando se agregaba agua para su consumo se llamaba “chapu”. En Cuenca se consumía hasta hace algunos años pero actualmente tiende a desaparecer. La versión moderna de ese producto se llama  pinol”, y se puede adquirir en los supermercados.

EL MOROCHO (Muruchhu).- Es un derivado del maíz el mismo que es remojado para su preparación y añadido leche, azúcar, y canela. González Holguín ya menciona ese nombre no como comida preparada, sino como un tipo de maíz como se le conoce hasta hoy.

EL MOTE (Mutti).-  Es el maíz cocido en agua. El maíz sin cáscara y cocido, se llama “mote pelado”; el maíz pelado se consigue de una breve cocción en agua hirviendo con cal o ceniza, luego es lavado y secado al sol.

 Existen variedades de mote, cauca “ccapcca  y “parog”. El mote cauca es llamado así cuando no ha sido cocido lo suficientemente y queda semi duro, este proceso asegura larga duración y evita de que se “asede” (dañe) pronto, permite mayor duración y  cuando se caliente el grano se mantenga entero y blando. El mote parog proviene de la cocción del maíz entre tierno y maduro, su sabor es diferente y muy agradable. Del mote se derivan muchos otros platos como el arroz de mote, morochos, etc. El mote es un elemento infaltable en la comida de los cuencanos, que hasta se ha inventado un dicho popular que dice “soy cuencano como el mote”, queriendo decir que es nacido en Cuenca.

EL MOTE PATA (Ppatascca).- Es el preparado de mote pelado con patas en sus diversas formas. Este plato  ha de prepararse cuando se quiera, pero es muy consumido durante el carnaval en Cuenca. En 1653, Bernabé Cobo ya nos habla del consumo de este plato (Olivas Weston 2006,141).

EL PULCRE (Mizqqui).-  Se consume solo, hervido o frió pero también  como una colada con harina de maíz y azúcar. Se va perdiendo la costumbre, en los campos y su uso es esporádico. La miel del pulque en el que persiste el tufo a penca o “chahuarquero”, es consumida actualmente como algo muy especial.
No existen referencias etnohistóricas pero, debido a que el penco es nativo y que  este habito e muy arraigado en los campos, podemos colegir que es una costumbre local y remota. El pulque, como también se los conoce se lo consume m y produce al igual que en Méjico.

LOS TAMALES (Aicha huminta).- Son hechos con harina de maíz , carne de pollo o chancho, con otras verduras. La harina es precocida y son cocidos al vapor por una hora, son de laboriosa confección. Sirven para consumirse solos o para acompañarse con bebidas frías o calientes.

EL TOSTADO (Kamcha).- Es producto de la cocción en agua con sal y ajo y  la fritura en manteca. Según Cobo, bolsitas con tostado llevaban los caminantes en tiempos prehispánicos. Los chasquis criaban a sus hijos, para su liviandad y ligereza sólo con maíz tostado, nos cuenta Martín de Murúa en 1590. Los gráficos de Guaman Poma en 1615, muestran en sus dibujos algunos personajes con una bolsita colgada en la muñeca de la mano que pudiera tratarse de la bolsa a la que refiere Cobo.

LA TORTILLA (T’anta).- Las tortillas de maíz son aun preparadas en Cuenca, especialmente en el mercado de Gualaceo, donde también se encuentran variantes de trigo y choclo.
Bernabé Cobo señala que las mejores tortillas de harina de maíz que se comen en todas las Indias se hacían en Santa Elena, al norte de Guayaquil.

EL ZANGO (Zankhu).- Consiste en una masa cocida de harina de maíz. También se conoce el sango de dulce y el sango de máchica en agua o leche. Es probable que la “colada morada” sea una derivación.
Durangte la fiesta del “Situa”, los curacas principales de todo el  Tahuantinsuyu eran invitados por el Inca al Cuzco y allí los sacerdotes  proporcionaban a sus invitados una pasta de harina de maíz  con sangre de llama preparada por las mamaconas. Al consumir esta masa, los curacas comprometían su lealtad al Inca; era por lo tanto una comida ceremonial, algo así como una comunión con el inca. (Cummins F. 2002,54-56).


Bibliografía:

- Bueno T., Angel. 1998. EL CARNAVAL DE JADÁN. EXPRESIÓN FESTIVA DE LA CULTURA DE JADÁN Y RESISTENCIA POPULAR. Casa de la Cultura del Azuay. Cuenca, Ecuador

- Bray, Tamara Lynn. 2003. LOS EFECTOS DEL IMPERIALISMO INCAICO EN LA FRONTERA NORTE. Una investigación en la sierra septentrional del Ecuador. Abya Yala.. Quito.

- Cummins F., Tom B. 2002. TOASTS WITH THE INCA. The University of Michigan Press..
 USA.

- Espinoza, José Luis. AZUAY, DATOS HISTÓRICOS DE SU ORIGEN. EL MERCURIO. Cuenca, Domingo 15 de Mayo de 2005,6B.

- Fernández Baca, Jenaro. 1971. MOTIVOS DE ORNAMENTACION DE LA CERAMICA INCA- CUZCO. TOMO 1. Librería Studium editores.Lima.

- González Holguín, Diego[1608]. 1993. VOCABUALARIO DE LA LENGUA GENERAL DE  TODO EL PERÚ  LLAMADA LENGUA QQICHUA O DEL INCA. Corporación Editora Nacional. Quito.

- Guamán Poma de Ayala, Felipe. [1550-1615]. 1936. NUEVA CORÓNICA Y BUEN GOBIERNO. Université de Paris-XXIII. Institut D’ Ethnologie. Paris.

- Martínez Borrero, Juan. 1992. DETRÁS DE LA IMAGEN: UN ESTUDIO SOBRE LA ICONOGRAFÍA POPULAR EN EL AZUAY. Cuadernos de Difusión Cultural. Banco Central de Ecuador. Cuenca, Ecuador.

- Olsen Brhuns, Karen. 1988. INVESTIGACIONES ARQUEOLOGICAS EN PIRINCAY, CANTON PAUTE, PROVINCIA DEL AZUAY. INFORME SUMARIO INTERIN. Universidad Estatal de San Francisco.

- Olivas Weston, Rosario. 2006. LA COCINA DE LOS INCAS. Universidad San Martín de Porre.. Lima.

- Pearshall, devorah M. 2002. MAIZE IS STILL ANCIENT IN PREHISPANIC ECUADOR: THE VIEW FROM REAL ALTO, with Comments on Staller and Thompson. Journal of Archaeological Science, 29, 51-55. University of Missouri . Missouri, USA.

- Sschmelz, Bernard. 1996. LOPE DE ATIENZA, MISIONERO Y ETNÓGRAFO. Estudios Americanistas de Bonn. Ediciones Abya Yala. Quito-Bonn.

- Varios autores. HISTORIA DEL ECUADOR 1. Salvat Editores Ecuatoriana, S.A., 1980. Quito

- Varios autores. HISTORIA DEL ECUADOR 2. Salvat Editores Ecuatoriana, S.A., 1980. Quito






[1] Tacalzhapa es el estilo de cerámica pre inca más conocido en el Azuay, muchos variantes se desconocen todavía.
[2] Estudios realizador por el autor de este articulo, determinaron que la cerámica Tacalzhapa es exclusiva del Azuay y Cashaloma  al Cañar.
[3] Tienen forma de una lenteja y terminan  en  un cuello y cabeza humana. Estaban cubiertos  por una red tejida posiblemente en  lana  o fibras vegetales, de donde eran colgados.
[4] Las ollas trípodes sugieren que el fuego era puesto entre las  patas del recipiente.
[5] Mayz en Caribe, término usado y difundido por los españoles; zara en quichua, usado en los Andes.
[6] Según información del Ing. Ambiental Martín Carpio, en Shaglli, Santa Isabel, Azuay; pudo presenciar que los campesinos del  lugar actualmente comen juntos  y de espaldas (comunicación personal  7/IV/09)
[7] Desconocemos si todavía en los ríos de Cuenca sobrevivan a la contaminación este tipo de peces.
[8] Los vasos llevaban una cabeza estilizada y  cortada de un muerto como advertencia  sutil de en lo se convertirían los caciques en caso de deslealtad.
[9] Tipo de chicha que era bebida por los soberanos.
[10] Sustancia espesa que se asienta en los cántaros de chicha.
[11] Curandera conocida del lugar.

TOMEBAMBA LA PROVINCIA INCA: REPLANTEAMIENTO HIST'ORICO

TOMEBAMBA, LA PROVINCIA INCA: REPLANTEAMIENTO HISTÓRICO.

Investigación: José Luis Espinoza E.
Cuenca, Ecuador 2010

ANTECEDENTES
La historia tradicional local sostiene que Tomebamba era una ciudad sobre la cual los españoles fundaron la ciudad de Cuenca. Que Tomebamba, fue la Segunda Cuzco, donde nació Huayna Cápac y que Pumapungo era un barrio de la gran ciudad de Tomebamba. Que el gran templo al Sol descrito por muchos cronistas con especial acento, se encontraba también dentro de ésta supuesta ciudad de Tomebamba.
Se ha creído y dicho que la ciudad de Tomebamba era tan grande como Cuzco. Sin embargo para guardar proporción, mientras a Cuzco le tomó cientos de años en su conformación,  a Pumapungo apenas le tomó sesenta.
Tomebamba, se encuentra muy referenciada por distinguidos cronistas tempranos dada la importancia que adquirió por el nacimiento de Huayna Cápac en tierras cañaris.
Estudiosos locales de fines del siglo XIX y comienzos del XX, confundidos, trataron de ubicar a la ficticia “ciudad de Tomebamba”, sin que pudieran encontrarla. En 1923, el arqueólogo alemán Max Uhle; previas investigaciones, informaba salomónicamente a los intelectuales locales de  que “la ciudad de Tomebamba”, no se encontraba ni en Ingapirca ni en Cañaribamba como algunos estudiosos pretendían;  sino que se limitaba a lo que hoy es el área  de Pumapungo, quedando reinstaurado si así hemos de llamar, el nombre de la  “ciudad de Tomebamba”, concebida  como  capital solamente. Si bien Uhle realizó estudios comparativos entre Pumapungo  y Cuzco; sin embargo Uhle, lo ratificó erróneamente a Pumapungo con el nombre de ciudad de Tomebamba”.
Mucho se ha escrito sobre la supuesta “ciudad de Tomebamba” inca, elucubraciones teorizaciones e interpretaciones se han hecho en torno de ella, pero hemos de probar si esas historias nos dicen la verdad, o son   el producto de la distorsión y creatividad, del traslado  y arrastre de errores que por centurias han incurrido sus  autores.
Túpac Yupanqui conquistó el norte del Tahuantinsuyo fundando hacia 1470, sobre antiguos santuarios, Hatun Cañar, Pumapungo, Molleturo y Cañaribamba. En tiempos  de Atahualpa luego de la matanza de los cañaris, la región fue llamada metafóricamente Tomebamba.
Lo españoles adoptaron este nombre luego de la fundación de Cuenca para asignarle erróneamente sólo a Pumapungo, equivocación que se ha divulgado y mantenido hasta la actualidad.

HIPOTESIS
Este estudio, pretende probar que en el incario Tomebamba,  no era una ciudad como se ha sostenido y dicho tradicionalmente; sino que, era una provincia” dentro la cual se encontraban cuatro centros principales.
La ciudadela Pumapungo no era un barrio” de la supuesta “ciudad de Tomebamba” sino el único y verdadero centro  inca importante,  con jurisdicción en todo el norte del Imperio llamada también, “Segunda Cuzco”.
 El famoso templo del Sol de Tomebamba descrito por Cieza de León y otros cronistas, que se supone estaba en la ciudad de Tomebamba”; no se encontraba allí, sino en el antiguo Hatun Cañar hoy parroquia de Ingapirca.
METODOLOGIA
Tradicionalmente la historiografía local le atribuye de casi todos los importantes acontecimientos a la supuesta  ciudad de Tomebamba; sin embargo, las crónicas no coinciden cuando  intentamos probar los hechos. Hoy, basados en estudios arqueológicos y documentos etnohistóricos, hemos optado por una  creativa e innovadora metodología buscando eventos claves con enfoques en la provincia de Tomebamba. Además, una analítica lectura de fuentes primarias como las crónicas de Cieza de León y  las la Actas de Fundación de Cuenca entre otros documentos, nos permiten probar algunos sucesos, que replantean la concepción tradicional que hasta hoy hemos tenido de Tomebamba, Pumapungo y Hatun Cañar.

LA PROVINCIA DE TOMEBAMBA
Referencias y argumentos que prueban la existencia de la provincia de Tomebamba.
En 1532, Pedro Pizarro  recogió información valiosa, cuando Atahualpa estuvo cautivo en poder de los españoles. Atahualpa le dijo a Pizarro: “…Y ahora tenía pensado, si no acaeciera mi prisión, de irme a descansar a mi tierra [Quito] y de camino acabar de asolar todos los pueblos de aquella comarca de Tomebamba…”. (citado por González Suarez 1878, 8). No pueden existir pueblos dentro de una ciudad, pero si en una comarca o provincia, como acertadamente afirmaba Atahualpa, quien sí conocía lo que podríamos llamar  la provincia”.

- En 1547, Girolamo Benzoni al referirse a los edificios existentes en la provincia de Tomebamba, dice: “…en la Provincia de Quito, en el territorio de Tomebamba…”. (León I 1983,65). No menciona ninguna ciudad de Tomebamba, sino a un territorio, es decir un área grande.
Pedro Cieza de León es el único cronista que pasó por la provincia de Tomebamba por 1547, por lo que sus versiones son de lo más confiables.
- Cieza refiriéndose a la provincia de Tomebamba,  manifiesta que: “está todo repartido de aposentos y depósitos, que estaban hechos de a dos y tres y cuatro leguas. Entre los cuales están dos principales, llamado el uno Cañaribamba y el otro Hatun cañari, de donde tomaron los naturales el nombre, y su provincia, de llamarse los cañares” (Cieza de León 2005, 127). Dice haber repartidos varios aposentos aunque no menciona todos porque seguramente no los consideraba principales, no se refiere a ninguna ciudad de Tomebamba, que se supone era un centro importante. Cada legua tenía una medida de 5.6 km. Nunca pudo ser ciudad  por la enorme distancia que dista entre Hatun Cañar al extremo norte  y Cañaribamba al sur. Esta versión es una de las evidencias más contundentes, claras e irrefutables de que Tomebamba era una provincia.  Causa extrañeza que hasta hoy nadie  se haya referido a esta parte  clave e importantísima a ser tomada en cuenta en cualquier estudio de Tomebamba.
- En el capítulo XLIV, Cieza habla: “DE LA GRANDEZA Y LOS RICOS PALACIOS QUE HABÍA EN LOS ASIENTOS DE TOMEBAMBA DE LA PPROVICNIA DE LOS CAÑARES” (Cieza de León 2005,128). Cieza nos habla en plural de los asientos que había en Tomebamba  como hemos sostenido,  lo que además coincide y tiene coherencia con el dato inmediato anterior. Un asiento era un poblado. No pudo haber varios asientos dentro de una ciudad, pero si  dentro de una provincia.
- Cieza ubica a  Tomebamba y a varios de sus asientos que se encuentran dentro de ella cuando dice: “Está á la parte del poniente dellos (de los cuatro asientos  de Tomebamba) la provincia de los Guancavilcas, que son términos de la ciudad de Gayaquile y Puerto  Viejo, y al oriente el río grande del Marañón” (Cieza de León 2005, 129). El término dellos,  está es plural, se refiere entonces a algunos asientos y no pueden estar algunos asientos dentro de una ciudad sino en una provincia. Indica límites de un área muy grande rodeada a sus extremos por tres regiones. Es obvio que los límites no se refieren al área de una colosal ciudad sino a la provincia.
- Cieza señala que: “Algunos indios quisieron decir que la mayor parte de las piedras con que están hechos estos aposentos y templo del sol, las habían traído de la gran ciudad del Cuzco por mandado del rey Huaynacapa y del gran Topainga, su padre”(Cieza de león 2005,129-130). Pese a la incredulidad del mismo Cieza y de muchos de nosotros, hoy sabemos que es del todo verdad que los sillares efectivamente  fueron traídos de Cuzco para la construcción de un palacio Real o templo importante en la provincia de Tomebamba, como muy acertada y complementariamente señalan Cieza en 1553, Cabello de Balboa 1586, Murúa 1615 y Guamán Poma 1615
Estos sillares se encuentran en Los piedros, Paquishapa-Saraguro, según las investigaciones realizadas por el arqueólogo norteamericano Dennis Ogburn de la universidad de California (Ogburn 2002). Es decir, los sillares si llegaron a Tomebamba la provincia, más nunca a la supuesta “ciudad de Tomebamba”, como se ha afirmado. Análisis posteriores de los sillares incas dispersos en algunos edificios de Cuenca, recopilados en el 2007 por Dennis Ogburn y el autor de este artículo, probaron que jamás llegó a Pumapungo, cargamento alguno de sillares de Cuzco.
Las crónicas de Cieza se refieren entonces en general a toda la provincia de Tomebamba y por ello   incluye en su descripción a los suntuosos aposentos de Huayna Capac de Los piedros en Paquishapa, Saraguro; construidos con sillares  del Cuzco, como hemos sostenido.
- Cieza refiriéndose a algunos centros importantes  dice que: “en estos estaba el gobernador y capitán mayor del inga con los indios mitimaes” (Cieza de León 2005,129). Respecto a los indios mitimaes se observa que éstos se encontraban a lo largo de la provincia  de Tomebamba y no en los alrededores del centro principal Pumapungo. Desde el sur tenemos a Saraguros, en Cumbe hubo también un grupo mitimae  (comunicación personal Lynn Hirsckind, enero 15, 2010), luego los Nultisapac, Sicchos al norte de Cuenca  por Molleturo, Jatunpamba y Cojitambo cerca de Azogues, Huairapungos por Ingapirca, Pumallactas por Alausí, en Chunchi y Huamachucos por San Miguel de Chimbo, etc. Es decir, los mitimaes estaban distribuidos a lo largo de la provincia de Tomebamba y no precisamente alrededor de un asiento o la ciudad  de Tomebamba”, como se  suponía que estaban.
- Cieza, se refiere a los cañaris y manifiesta lo siguiente: “en este tiempo son ya cristianos los señores, y se llama (cuando yo pasé por Tomebamba) el principal dellos don Fernando, luego agrega complacido, que los templos destos indios se hayan derribado” (Cieza de León 2005,132). Cieza describe en su texto a toda la provincia como Tomebamba, por donde va visitando. Cieza pasó seguramente por la zona de la actual ciudad de Cuenca y posiblemente vio poco de la destruida Pumapungo. Don Fernando era probablemente el don Hernando Leopulla cacique principal de Gualacéo que fue convocado en 1557, para la fundación de Cuenca. El cambio de la F por H, pudiera deberse a un error en la transcripción.
- Cieza manifiesta lo siguiente: “no muy lejos de Tomebamba, está una provincia que ha por nombre Chumbo” (Cieza de León 2005,134). Era Chimbo, este dato refleja claro que se refiere a la provincia, puesto que al extremo norte de la provincia de Tomebamba estaba Tiquizambe, Tixan, lugar no  muy lejano de Chimbo, no así si tomamos  la referencia desde  Pumapungo, de donde sí dista mucho.
- Cieza refiere que: “Saliendo de Tomebamba por el gran camino hacia la ciudad de Cuzco, se va por toda la provincia de los cañaris, hasta llegar a Canaribamba” (Cieza de León 2005,163). Es evidente que se refiere a la provincia cuando dice, se va por toda la provincia de los cañaris, queriendo decir que se atraviesa a lo largo de toda la provincia. Cieza re refiere a su salida, de Hatun Cañar hacia Cañaribamba.
- Cieza ratifica categóricamente que se trata de una provincia cuando dice: “…se afirma que Atahualpa fue preso en la provincia de Tomebamba…” (Cieza de León 2005,209).Se refiere al lugar donde Atahualpa fue tomado prisionero por las tropas de Huáscar durante la guerra.
- El templo del Sol descrito por Cieza de León, que se creía  estaba en la supuesta “ciudad de Tomebamba”, no se encontraba allí sino en  Hatun Cañar, provincia de Tomebamba. Cieza manifiesta que le informaron los orejones del Cuzco, que eran los más sabios del Imperio, que Tupac Yupanqui fue el fundador del Templo y que se holgaba de estar más tiempo en estos aposentos que en otra parte.
- En las disposiciones del Virrey Hurtado de Mendoza para fundar la ciudad de Cuenca el Acta de Fundación  registra lo siguiente: “…iréis a la dicha provincia de Tomebamba…andaréis toda la provincia y su comarca…miraréis donde la parte e lugar donde mejor se podrá fundar el dicho pueblo…y que esté más cerca del pueblo de Tumbez, que sea posible…” (Actas de Fundación, Primer Libro  de Cabildos de  Cuenca). No se puede en  una  “ciudad” pequeña ni  aún si fuese grande escoger un lugar, el más cercano a Túmbez, asunto que en cambio si era posible en la dilatada provincia cañari.
- Para  la  fundación de Cuenca en la llanura de Paucarbamba, se convocó a  algunos caciques para que dieran su aprobación respecto al lugar de fundación;  al sitio acudieron varios caciques, “…de la dicha provincia de Tomebamba…”, (Primer Libro de Cabildos de Cuenca) y no un cacique representante de la supuesta ciudad o asiento de Tomebamba.
- Una de las pruebas más tajantes claras y contundentes de que Tomebamba era una provincia, se encuentra en la misma Acta de fundación de la ciudad de Cuenca. El  Libro Primero de Cabildos de Cuenca recalca en varias de sus partes que, Cuenca se funda en la provincia, y expresamente señala en una de sus citas que la fundación se la hace en el “asiento de Paucarbamba que es en la dicha  provincia de Tomebamba” (Pimer libro de Cabildos de Cuenca).
- El 4 de Agosto de 1557  Antonio de San Martín hizo la entrega del Libro de Fundación de Cuenca a los dignatarios de la Ciudad y en la acta suscrita se registra: “En la ciudad de Cuenca, provincia de Tomebamba...”. Luego de  cuatro  meses de fundada la Ciudad,  continuó manteniendo el nombre de la provincia de Tomebamba, siendo incorporada ya como capital, la nueva ciudad  de Cuenca.
La nota número veinte y tres  de Poloni se refiere a la declaración de Ginés Hernández en 1564, en la que dice que: “…salió con el dicho capitán  a la dicha provincia de tomehuanua...vino con el dicho capitán hernando de Venahuente desde  la dicha provincia de tomehuanua a la ciudad de Loxa…” (citado por Poloni-Simard 2006, 84). Se refiere a la provincia indudablemente.
- En el listado de huacas que hace  el Padre Cristóbal de Albornoz, indica que en: “La provincia de Tomebamba” (Albornoz 1586,32), se encuentran tres huacas llamadas, Guasaynan, Puna y Mollotoro. Las tres huacas, se encuentran muy distantes la una de las otras, por lo que está claro que estaban emplazadas  a lo largo de Tomebamba la provincia, y no sobre una gigantesca ciudad.
- Toponimias con el nombre de  Tomebamba se reproducen en algunos sitios, cerca en Jadán (Hanan)  y en una parroquia perteneciente a Paute. Estos sitios  pudieran reflejar que en esos lugares la matanza fue significativa y son indudablemente remanentes de lo que fue la provincia de Tomebamba.
- Los diccionarios coloniales definen claro los conceptos en español de lo que era un asiento y provincia, de manera que no caben aclaraciones al respecto.
Existen muchas referencias más, sin embargo, creemos que como muestra es suficiente.

TRANSICIÓN DEL NOMBRE DE LA PROVINCIA  DE TOMEBAMBA A LA  CIUDAD DE TOMEBAMBA”.

Casi todos los centros principales de de la provincia  fueron destruidos luego del criminal ataque de Atahualpa y donde muy poca gente quedó con vida y por lo tanto, con memoria cultural. Cuenca al ser la única ciudad importante fundada en la provincia de Tomebamba y al estar cerca de Pumapungo, poco a poco fue absorbiendo, nutriéndose, concentrando, adecuándose y apropiándose del brillante pasado prehistórico de la provincia de Tomebamba, trasmitido por la tradición oral de los pocos habitantes que sobrevivieron.
Por otro lado, casi todas las provincias españolas llevan  el mismo nombre de sus capitales, por lo que  los hispanos probablemente aplicaron el mismo concepto a este caso. Los primeros habitantes españoles posiblemente creyeron  que los “tambos Reales” de Pumapungo, era el único centro inca que hubo en la provincia  de Tomebamba. Pensaron entonces que la “ciudad”, debió llamarse igual que la provincia, Tomebamba.
Existe desde muy temprano, natural predisposición de los españoles por creer que Tomebamba era ciudad. Así lo confirman las Capitulaciones emitidas en Toledo, el 31 de Mayo de 1539 cuando Alonso Morán y Juan Vázquez fueron nombrados Regidores de Tomebamba (Chacón Zhapan 1990,80). Regidores se nombraban para las ciudades. Sin embargo; hasta 1539 ningún español había pisado siquiera Tomebamba, por lo tanto ningún hispano lo conocía. No fue sino en 1534 que Benalcázar fuera el primer español que pasaría  por  primera vez por tierras cañaris. Seguramente, los españoles creyeron sólo por referencias, que Tomebamba era ciudad, como lo  era Cuzco.
Después de la fundación de Cuenca en 1557, cronistas, nuevas autoridades, visitantes e historiadores, todos en general hasta la actualidad, han afirmado erróneamente de que Cuenca, fue fundada sobre la antigua  y supuesta “ciudad de Tomebamba”. El corregidor Salazar de Villasante fue el primero en aseverar ya en 1573 de que Cuenca anteriormente se llamó Tomebamba. Estas versiones contradicen las versiones de Cieza de León y las Actas de Fundación de Cuenca, entre otros documentos de anteriores a la fundación, por lo que podríamos afirmar  que hay una versión anterior y otra posterior a la fundación.
Ahora viene el dilema, hemos de considerar como verdaderas las versiones  anteriores a la Fundación o a las posteriores. Lógico y justo parece considerar la verdad de las primeras y no de las segundas, que arrastran distorsión y trastoque y que obviamente falsean la verdad.
PUMAPUNGO, LA “SEGUNDA CUZCO”.
Referencias que prueban  la existencia de Pumapungo antes de la fundación de Cuenca.
Pumapungo por su ubicación y descripción es el centro que  más se asemejaría a Cuzco. Las descripciones de Cabello de Balboa, Garcilaso de la Vega, y Fray Martín de Murúa, son las que mejor empatan con este centro inca. Cabello de Balboa es quizá el único cronista que pasó por Quito y pudo recabar información aproximada de Pumapungo; Max Uhle la investigó y sus resultados fueron publicados en 1923.
La existencia de Pumapungo  permite evidenciar que  esta ciudadela  era el único centro inca importante ubicado al sureste de Paucarbamba donde verdaderamente se fundó la ciudad de Cuenca, en la provincia de Tomebamba (Carpio Vintimilla 1983,33); (Poloni-Simard 2006,51).Pumapungo fue fundado sobre un santuario cañari. No era un barrio como tradicionalmente se ha creído y dicho, sino el verdadero centro religioso, político y administrativo con jurisdicción en todo el norte del Impero Inca. Pumapungo  sucumbió bajo el criminal ataque de Atahualpa.
 - Poloni registra en los documentos coloniales 15 toponimias de Pumapungo desde 1557  hasta 1779 mientras que las toponimias de Tomebamba apenas son  dos y comienza a registrarse en documentos del siglo XVIII (Poloni-Simard 2006, 570). Este dato sugiere que Pumapungo tuvo ya presencia desde el incario en el lugar, lo que no ocurre lo mismo con la toponimia Tomebamba. Por lo tanto, aquí un razonamiento, si estuvo allí el complejo Pumapungo en dónde se emplazaba la supuesta “ciudad de Tomebamba”. Para solucionar este problema la creatividad de algunos  autores supone que Pumapungo era un barrio de la ciudad de Tomebamba.
- Diego Patiño de Narváez Fue sacerdote de San Blas y tenía seis hectáreas de tierras en Pumapungo, por 1660 murió y Juan de Velasco presentó  una demanda en los juzgados, en la que dijo ser hijo y heredero por derecho de Patiño; además afirmó que desde 1660 a 1690 había removido gran cantidad de piedras, aplanado el terreno muy escarpado y construido paredes para plantar maíz, lo que le había costado mucho (Jamieson 1999, 143).Una muestra tardía pero continua de la presencia de Pumapungo.
En 1912, los franceses Verneau y  Rivet, también afirmaron de que la supuesta ciudad de Tomebamba se encontraba donde hoy se levanta la ciudad de Cuenca. Ellos vertieron algunos razonamientos afirmando su existencia, pero sus argumentos fueron equivocados.
- Jesús Arriaga en 1922, propone algunas toponimias y argumentos que intentaron demostrar que la supuesta “ciudad de Tomebamba”, era la segunda Cuzco; sin embargo,  pocas pudieran ser aplicables, puesto que en todo el Imperio se pueden encontrar toponimias similares. Sobre los argumentos, acerca de la ubicación de la “ciudad Tomebamba”, estos  se encuentran alterados, son inexactos y algunos han sido superados ya, por lo que carecen de confiabilidad, pese a su disciplinado esfuerzo por demostrarlo.
Algunas de las toponimias pudieran deberse más a asentamientos de mitimaes cuzqueños en el lugar, que a una deliberada y reproducción de la ciudad de Cuzco.
Luego del triunfo en la guerra según Pedro Pizarro, Atahualpa, trajo desde Cuzco cuatro mil extranjeros para repoblar la provincia que había sido devastada en la masacre. (citado por Hirschkind 1995,24). Sólo  Pumapungo, jamás pudo  albergar a cuatro mil personas o más de los mitimaes o de los ejércitos; éstos, debieron de distribuirse en los asientos que levantaron los ingas  a lo largo de toda la provincia de Tomebamba.
Pocas similitudes tienen Cuzco y Pumapungo, ambas se encuentran en un valle de a dos y tres leguas y tienen paisajes parecidos. Ambos sitios se encuentran regados por ríos y riachuelos. Pocas toponimias como el Huanacauri, Huataná, Cullca, tienen similar ubicación y otros nombres como el Chaquichaca  al sur de Cuzco con su equiparable Ingachaca del puente de Gapal. Al norte de la gran plaza en ambas se encontraba el templo a Huiracocha, ambas tienen en sus construcciones sillares de piedra blanca.
El arqueólogo cuencano Jaime Idrovo quien  en la década años 80s. reveló los  descubrimientos  de Max Uhle  de 1922 en Pumapungo, enfatiza que: “Se manifiesta de esta manera la separación establecida entre la ciudad española  y la inkaica; la primera localizada con exclusividad en Paucarbamba, y la segunda cuyo núcleo permaneció por largo tiempo relacionado con Pumapungo” (Idrovo 2000, 118). Establece una clara separación entre Paucarbamba lugar donde se fundó la ciudad española de Cuenca y la ciudadela inca de Pumapungo. Idrovo admite y reafirma la existencia de la mítica “ciudad de Tomebamba” en Pumapungo.
Pumapungo se encuentra bastante bien documentada en numerosas publicaciones pero injustamente subordinada, como un “barrio” o parte de la supuesta “ciudad de Tomebamba”, y no como el verdadero y único centro importante que fue y hubo, desde su fundación por Túpac Yupanqui en 1470 hasta la destrucción definitiva de  Atahualpa por 1529.
Los españoles no fundaron la ciudad sobre las ruinas de los tambos reales incas como en Cuzco, pero si se llevaron casi todos los sillares incas desde Pumapungo para colocarlos en los edificios  de la  ciudad española como  la Iglesia Mayor, molinos de Todos Santos, molinos de Cullca (Espinoza E., 2009) y otras construcciones importantes de la naciente ciudad de Cuenca. Pumapungo, no tuvo ninguna importancia para los españoles, la otrora enorme y famosa plaza fue convertida en  ordinarios corrales de ganado en 1558 (Primer Libro de Cabildos, folio 38) y luego en 1559 la destinaron a matadero de ganado.
EL FAMOSO TEMPLO DEL SOL DE TOMEBAMBA

Referencias  que prueban que el famoso templo del Sol de Tomebamba se encontraba en Hatun Cañar
Cieza de León relata que las piedras del Templo “parescian de jaspe” (Cieza de León 2005, 129). Está claro  que el jaspe al que se refiere Cieza se debe al parecido de variados y caprichosos matices y colores que se encuentran  visibles en la superficie. Los sillares de la elipse del Templo tienen en realidad jaspes de diversas formas a manera de manchas oscuras y claras sobre un fondo de tono verdeazulado, como se puede constatar a simple vista. Juan de Velasco en 1789, confundió las mencionadas piedras jaspeadas con “mármoles”, seguramente por su parecida forma. El Dr. Mario Jaramillo, quien realizó estudios en Ingapirca, indica que probablemente las piedras provengan del norte, del otro lado del río de Gulanza y que: “se trata de una andesita dendrítica de origen volcánico, de color verde” (Jaramillo Paredes 1995,75).
- Cieza también reseña que por las paredes de los aposentos estaban: “esculpidas ovejas y corderos de lo mismo y aves…” (Cieza de León 2005,130). Correal en 1692 registra lo mismo (León 1983 I, 138). Juan Cueva Jaramillo quien realizó investigaciones en el complejo de Ingapirca hacia 1971, efectivamente registró: “23 piedras zoomorfas y ornitomorfas” (citado por Fresco 1984, 22), (por ovejas y corderos hemos de entender que son llamas o llamingos), elementos estilizados, tan sólo encontrados en Ingapirca y no en otros sitios incas de la región.
 No se registra ni un sólo sillar con jaspes, ni esculturas en piedra  con animales o aves en la  ciudad  de Tomebamba  (Idrovo Uriguen, 2000), excepto la puerta de Pumapungo referida por Max Uhle en 1923, la que seguramente tenía dos sillares a cada lado, tallados en altorrelieve con la forma de puma ubicados próximos al dintel, similar a la puerta de Huanucopamba, como era la costumbre en las puertas de los palacios incas importantes.
- Cieza de León señala que: “Las mujeres vírgenes que estaban  dedicadas al servicio del templo eran mas de docientas y muy hermosas, naturales de los Cañares” (Cieza de León 1995, 87,88). Quizá suene lógico suponer que si  las mujeres cañares eran las que estaban dedicadas al servicio del Templo, lo hicieran con vajilla propia de filiación Cashaloma. Respalda lo dicho las excavaciones de Antonio Fresco publicadas en 1984. El Dr. Mario Jaramillo registra un hallazgo en el sector de La Condamine de: “algo más de veinte enterramientos, pertenecientes en su mayoría a personas del sexo femenino” (Jaramillo Paredes 1995,77), lo que coincide con el relato de Cieza en el sentido de que eran mujeres locales las que estaban al servicio del Templo. El material arqueológico de Ingapirca  en casi su totalidad paradójicamente es de filiación Cashaloma (Espinoza, 2005) y  otro estilo híbrido único del lugar  y casi no existe presencia de material inca. No de otra manera se puede comprender la abundancia de material Cashaloma y la escasa presencia de cerámica ceremonial inca, en un templo del Sol eminentemente inca. El lugar ya estuvo ocupado antes del incario (Jaramillo Paredes 1995,73) por los cañaris precolombinos. No cabe duda de que  el Templo de Hatun Cañar tuviera un Akllahuasi o casa de mamaconas, de sacerdotes y otras complejidades más, propias de los centros más importantes como era el Hatun Cañar. Hatun Cañar debe ser reinterpretado.
- El cronista refiere que: “Las portadas de muchos aposentos estaban galanas y muy pintadas” (Cieza de León 1995,87). El Cabildo de Cuenca con fecha febrero 12 de 1559, reconoció  oficialmente las tierras a Gil Ramírez Dávalos en las estancias llamadas “tambos Bermejos” en Hatun Cañar (Actas de Cabildos de Cuenca, folio 119), toponimia que quizá se deba al color de sus paredes. Frank Salomon recoge un episodio de 1563 en el cual se ve involucrado Salazar de Villasante, buscando tesoros en los tambos de Hatun Cañar y en donde se hace mención del “tambo Bermejo” (Salomon 2008,31).  González Suarez  en 1922 informaba de que en las paredes de los aposentos: “se notaba un baño de
pintura roja pálida…descubrimos esta mezcla y esta pintura en un lienzo de la pared que estaba en pie…toda la pared que no (se) había venido (caído) al suelo conservaba intacto ese como estuco rojizo” (citado por Fresco 1984,18). Algunos informes de edificaciones incas, reportan igual tipo de enlucido. Hemos de advertir también, de que en Ingapirca existen contados sillares de color rojo oscuro.
- El  complejo  de Ingapirca era uno de los centros más importantes que tuvieron los incas al norte del Imperio. La elipse, tan espectacular tanto por su forma cuanto por sus dimensiones 34x12x5, es única en todo el incario. Sólo pocos lugares incas como el Koricancha y Mullumarca de Cuzco y el de Pumapungo 12x6 m. aproximadamente, el complejo de Moray, el templo de Macchu Picchu,  y unos pocos más, tuvieron formas redondeadas por ser lugares sagrados de mucha importancia.
- El templo del Sol de Ingapirca, está emplazado en  una estratégica posición este-oeste, capta la luz del sol muy temprano al amanecer y  tarde al anochecer. Su luz era registrada con precisión  al entrar por una puerta, que conforme a los solsticios se reflejaba en cuatro nichos al fondo de una pared, ubicada en una media agua a cada lado, al centro y sobre la elipse. Una misión de arqueo astrónomos mejicanos preparaba un estudio sobre este templo, que ya se encuentra publicado.
Cieza,  se refiere  al importante centro inca de Hatun Cañar, cuando relata que: “Los aposentos de Tomebamba se encuentran asentados á las juntas de dos pequeños ríos en un llano de campaña que terná mas de doce leguas de contorno. Es tierra fría…” (Cieza de León 2005,129). Cieza se refiere al aposento, ubicado efectivamente junto a los dos pequeños ríos llamados  Silante y Gulanza, en  una área grande de doce leguas de contorno (67,2 km.), y que es fría, a los incas les gustaba el clima frío. Cieza seguido, describe el famoso templo del Sol que efectivamente allí estaba. Por si las dudas de alguien, la llanura de Cuenca era más pequeña. Salazar de Villasante en 1573 dice: “Esta ciudad de Cuenca… está en una planicie… tiene dos y tres leguas alrededor de ella…” (León II 1983,65); Juan López de Velazco sostiene igual en 1574 (León II 1983,73). Ambos, se refieren a la llanura de los alrededores en donde está asentada la ciudad de Cuenca.
Fray Gaspar de Gallegos en 1582, coincidiendo con lo que decía Cieza, corrobora de que  Hatun Cañar  era: la  principal cabeza destos cañares; y así parece,  por que en el día de hoy hay grandes y muy sumtuosos edificios, y entrellos una torre muy fuerte” (citado por Fresco 1984, 11).
Queda claro que Hatun Cañar, Pumapungo, Molleturo y Cañaribamba, son denominaciones quichuas puestas por los incas en la conquistada región cañari.
- El templo al Sol de Ingapirca, está emplazado en  una estratégica posicióneste-oeste,  y capta la luz del sol muy temprano al amanecer y  tarde al anochecer. Su luz era registrada con precisión  al entrar por una puerta, que conforme a los solsticios se reflejaba en cuatro nichos al fondo de una pared, ubicada en una media agua a cada lado, al centro y sobre la elipse. Una misión de arqueo astrónomos mejicanos preparaba un estudio sobre este templo, que ya se encuentra publicado.

CONCLUSIONES
1.- Luego de la guerra civil entre Atahualpa y Huáscar la región cañari, fue  conocida y llamada metafóricamente Tomebamba, por lo tanto nunca hubo una ciudad llamada Tomebamba.
El nombre de la provincia” de Tomebamba fue trastocado luego de la fundación de Cuenca en 1557, desde cuando se comienza a denomínasela erróneamente “ciudad de Tomebamba”.
En la provincia de Tomebamba, estuvieron cuatro centros principales, Hatun Cañar, Pumapungo, Molleturo y Cañaribamba.
2.- Pumapungo era el  único centro y el más importante de la región norte del Imperio inca, se ajustan bien las descripciones de los cronistas Cabello de Balboa, Garcilaso de la Vega, Fray Martín de Murúa y los estudios realizados por Max Uhle publicados en 1923. Pumapungo  era la única ciudadela inca cercana al asiento de Paucarbamba donde en 1557 los hispanos fundaron la ciudad de Cuenca.  
Alrededor de la gran plaza,  los incas levantaron construcciones eminentemente religiosas y hacia el lado sur se encontraba la residencia imperial. Pumapungo, era una ciudadela sagrada, como testifican las construcciones ubicadas alrededor de la gran plaza. El puma metafóricamente representaba al Inca. Pumapungo era la residencia temporal del hijo del Sol, Huayna Capac.
Ratificamos de que la ciudadela” inca de Pumapungo ocupaba  una gran área que cubría un triangulo actualmente formado por Pumapungo mismo, Corazón de María y Todos Santos. Justificativos y pruebas sobran por lo que no redundaremos más sobre el tema. Definitivamente, todos los sillares de los templos y palacios incas de Pumapungo fueron llevados a la nueva ciudad española de Cuenca como  testifican múltiples documentos y argumentos.  
3.- El famoso templo del Sol de Tomebamba construido por Tupac Yupanqui y descrito con singular deferencia, por Cieza de León y otros cronistas, no se encontraba en Pumapungo como tradicionalmente se había  sostenido y dicho; sino que estuvo en Hatun Cañar, actual parroquia de Ingapirca. Temprano en la colonia, estos aposentos eran conocidos como Tambos Bermejos. Hatun Cañar, debe ser reinterpretado.
En los albores de este siglo, y ante la aparición de adivinos e inventores de historietas hemos de preguntarnos qué historia  estamos enseñando en colegios y universidades y qué historia seria estamos dejando a nuevas y futuras generaciones.
Cuatrocientos cincuenta y cuatro años, hubieron de pasar hasta que pudiésemos determinar que Tomebamba no era ciudad sino una “provincia”.
El tiempo consume la memoria de las cosas dijo como presagiando este suceso el joven aventurero español Pedro Cieza de León, quien se embarcó a la América en 1535 para escribir y dejarnos su legado de continuar escribiendo la verdad.

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