ARQUEOLOGÍA DE TARQUI: EL PUKARA DE
SHÍO.
Coordenadas:
0711002-9655639. 2933 m.s.n.m.
Se accede por
carretera asfaltada hasta el templete patrio en Victoria del Portete, desde
dónde se toma una carretera lastrada por un barranco hasta el pie del cerro y
desde allí se asciende por un sendero
lateral hasta la cima.
Se encuentra al
suroeste de la ciudad de Cuenca en la parroquia Victoria del Portete, en donde
termina la llanura de Tarqui. El
nombre de Shío, al parecer es de origen cañari, lengua nativa
desaparecida luego del arribo de los inkas.
El montículo
tiene forma cónica escalonada y por su
apariencia y ubicación se trata de un pukara preinca. En la base del cerro se
observa un canal como obstáculo que dificultaba el arribo del enemigo hacia los
andenes superiores y a la cima. Los cinco escalones se localizan principalmente
hacia el lado norte, la parte más vulnerable precisamente para dificultar e
impedir su ingreso al enemigo. El cerro tenía un acceso desde la vía a la
altura del caserío de Portete en donde se encuentra actualmente una capilla,
este acceso conduce al lado norte de la colina por donde se ascendía al
montículo en tiempos precolombinos. Es de suponerse que la actual vía lastrada
que pasa por la base sur del montículo, no existía en la antigüedad. Desde la
parte más alta se observa el gran valle
de Girón y Yunguilla por un lado y por
el otro, la extensa llanura de Tarqui. Este pukara puede ser visto desde el
Buerán en las alturas de Cañar.
El material
cerámico precolombino corresponde a la cultura Tacalshapa. La función del
pucara, pudiera estar ligado al viejo camino que salía desde Pumapungo a Zaruma
y Túmbes y que pasa cercano al lugar. La
cima contiene una serie de oquedades, producto de la huaquearía practicada a lo
largo del tiempo. Algunas crónicas indican ciertos conflictos entre los mismos
cañaris y otros con los jíbaros del oriente, asunto que justificaría la
existencia de lugares defensivos como estos.
Este cerro es
el más reconocido en la región del Azuay pero aún no existen muchos estudios
arqueológicos excepto unos de la zona de Cuyes, referidos por Catherine Lara u
otro del valle de Yunguilla realizado por la antropóloga Lynn Hirschikind
denominado Cañar Chiefdoms of the Jubones River Watershed, escrito en el año
2010 y aún no editado. Este monte es único y el más importante de ese tipo
puesto que se encuentra entre dos paisajes diversos en transición como son la
llanura fría de Tarqui y el valle
tropical de Yunguilla.
La superficie
del lado norte de la colina escalonada está cubierta con pasto verde en donde
sobresalen algunos árboles nativos dejados, que evidencian que toda el área
estaba cubierta vegetación y que ha sido talada por sus dueños quedando todavía
algunas manchas de chaparro con vegetación nativa. El lado sur de la colina que
es muy empinada en cambio está cubierta de vegetación. Esto indica que a más de
la pendiente, la vegetación de este lado, eran un impedimento infranqueable de
la colina.
El cerro fue
referido en 1765 por Fray Juan de Santa Gertrudis quien estaba de paso por
Tarqui, cuando un caporal local le invitó a “rranchear” en una casa de hacienda
del lugar; le dijo que la pasaría bien, puesto que el dueño de la estancia se
encontraba allí de festejos con su mujer,
acompañado de un clérigo y
algunas señoras de Cuenca.
Fray Juan
aceptó quedarse en la hacienda y relata: “ … me llevaron a pasear, y me
enseñaron un cierrecito hecho a mano de los indios antiguos, porque el rey
inga, como es constante tradición, era muy aficionado a ver cerros hechos a
mano, y los indios por gratificarlo, en varias partes se lo hacían. Y como
hacía también de estos cierrecitos para esconder gran tesoro, sospechando si en
este lo había, lo habían ya replanado casi la mitad sin haber en él hallado
cosa alguna.” (León, Luis A. T II. 1983, 220). Se observa el desconocimiento
del señor cura respecto a la función de
estos lugares, tema que se conoce mejor en la actualidad, gracias a la
información que se dispone.
Este lugar
estratégico y único del sector se encuentra muy cercano al templete patrio de
Portete de Tarqui, y está afectado por la deforestación y el continuo pastoreo
de animales que han desfigurado parcialmente el escalonado, con sus pesadas y
afiladas patas. Algunas cercas y alambradas puestas por sus propietarios
impiden la libre circulación de este importante bien cultural, uno de los más
representativos de la región por su ubicación. El lugar está despoblado por lo
que es importante que sea adquirido y
declarado patrimonio e igualmente protegido sus faldas y alrededores, debido a
la importancia ambiental.