jueves, 30 de mayo de 2019

EL PUKARA DE SHÍO.


ARQUEOLOGÍA DE TARQUI: EL PUKARA DE SHÍO.

Coordenadas: 0711002-9655639. 2933 m.s.n.m. 

Se accede por carretera asfaltada hasta el templete patrio en Victoria del Portete, desde dónde se toma una carretera lastrada por un barranco hasta el pie del cerro y desde allí  se asciende por un sendero lateral hasta la cima.
Se encuentra al suroeste de la ciudad de Cuenca en la parroquia Victoria del Portete, en donde termina la llanura de Tarqui. El  nombre de Shío, al parecer es de origen cañari, lengua nativa desaparecida luego del arribo de los inkas.
El montículo tiene  forma cónica escalonada y por su apariencia y ubicación se trata de un pukara preinca. En la base del cerro se observa un canal como obstáculo que dificultaba el arribo del enemigo hacia los andenes superiores y a la cima. Los cinco escalones se localizan principalmente hacia el lado norte, la parte más vulnerable precisamente para dificultar e impedir su ingreso al enemigo. El cerro tenía un acceso desde la vía a la altura del caserío de Portete en donde se encuentra actualmente una capilla, este acceso conduce al lado norte de la colina por donde se ascendía al montículo en tiempos precolombinos. Es de suponerse que la actual vía lastrada que pasa por la base sur del montículo, no existía en la antigüedad. Desde la parte más alta se observa el  gran valle de  Girón y Yunguilla por un lado y por el otro, la extensa llanura de Tarqui. Este pukara puede ser visto desde el Buerán en las alturas de Cañar.
El material cerámico precolombino corresponde a la cultura Tacalshapa. La función del pucara, pudiera estar ligado al viejo camino que salía desde Pumapungo a Zaruma y  Túmbes y que pasa cercano al lugar. La cima contiene una serie de oquedades, producto de la huaquearía practicada a lo largo del tiempo. Algunas crónicas indican ciertos conflictos entre los mismos cañaris y otros con los jíbaros del oriente, asunto que justificaría la existencia de lugares defensivos como estos.
Este cerro es el más reconocido en la región del Azuay pero aún no existen muchos estudios arqueológicos excepto unos de la zona de Cuyes, referidos por Catherine Lara u otro del valle de Yunguilla realizado por la antropóloga Lynn Hirschikind denominado Cañar Chiefdoms of the Jubones River Watershed, escrito en el año 2010 y aún no editado. Este monte es único y el más importante de ese tipo puesto que se encuentra entre dos paisajes diversos en transición como son la llanura  fría de Tarqui y el valle tropical de Yunguilla.
La superficie del lado norte de la colina escalonada está cubierta con pasto verde en donde sobresalen algunos árboles nativos dejados, que evidencian que toda el área estaba cubierta vegetación y que ha sido talada por sus dueños quedando todavía algunas manchas de chaparro con vegetación nativa. El lado sur de la colina que es muy empinada en cambio está cubierta de vegetación. Esto indica que a más de la pendiente, la vegetación de este lado, eran un impedimento infranqueable de la colina.
El cerro fue referido en 1765 por Fray Juan de Santa Gertrudis quien estaba de paso por Tarqui, cuando un caporal local le invitó a “rranchear” en una casa de hacienda del lugar; le dijo que la pasaría bien, puesto que el dueño de la estancia se encontraba allí de festejos con su mujer,  acompañado  de un clérigo y algunas señoras de Cuenca.
Fray Juan aceptó quedarse en la hacienda y relata: “ … me llevaron a pasear, y me enseñaron un cierrecito hecho a mano de los indios antiguos, porque el rey inga, como es constante tradición, era muy aficionado a ver cerros hechos a mano, y los indios por gratificarlo, en varias partes se lo hacían. Y como hacía también de estos cierrecitos para esconder gran tesoro, sospechando si en este lo había, lo habían ya replanado casi la mitad sin haber en él hallado cosa alguna.” (León, Luis A. T II. 1983, 220). Se observa el desconocimiento del  señor cura respecto a la función de estos lugares, tema que se conoce mejor en la actualidad, gracias a la información que se dispone.
Este lugar estratégico y único del sector se encuentra muy cercano al templete patrio de Portete de Tarqui, y está afectado por la deforestación y el continuo pastoreo de animales que han desfigurado parcialmente el escalonado, con sus pesadas y afiladas patas. Algunas cercas y alambradas puestas por sus propietarios impiden la libre circulación de este importante bien cultural, uno de los más representativos de la región por su ubicación. El lugar está despoblado por lo que es  importante que sea adquirido y declarado patrimonio e igualmente protegido sus faldas y alrededores, debido a la importancia ambiental.